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Familiares reclaman los cuerpos de las víctimas del accidente de bus en Santander

A un presunto exceso de velocidad atribuyen los pasajeros las causas del accidente que dejó a 9 personas fallecidas y 31 heridas. Sus familiares piden que se esclarezca lo sucedido.

Desconsolados, tristes y casi sin poder terminar una oración antes de que los invada el llanto, llegaron los familiares de las 9 personas que fallecieron en el trágico accidente de tránsito que se presentó en la madrugada del sábado, cuando un bus de la empresa Expreso Brasilia se fue a un abismo en el sector conocido como límites entre los municipios de El Playón y San Alberto.

En la morgue del barrio Campohermoso familiares de las víctimas, que se han desplazado desde Venezuela y algunos otros que residen en Colombia, esperaban los cuerpos de sus seres queridos.

Desde Venezuela han llegado al barrio Campohermoso, los seres queridos de las víctimas fatales esperando reclamar el cuerpo de sus familiares.

Una de esos familiares es Consuelo Sanguino que arribó desde la localidad Cajaseca, del municipio de Sucre, en el estado Zulia, Venezuela. En las instalaciones del instituto forense de Bucaramanga está el cuerpo de su cuñado, Jehison Francisco Aguilar Simancas.

Según su relato, desde la localidad de Cajaseca salieron la mayoría de las víctimas con el propósito de atravesar Colombia, después Centroamérica y ‘coronar’ el viaje en el país del ‘Tío Sam’. Habían partido de Cúcuta en la noche del viernes y la ruta continuaba hacia Medellín, después al municipio de Necoclí, ingresar al Tapón del Darién y desde Panamá cumplir el sueño americano en los Estados Unidos.

“Dicen que el sueño americano no existe. Todos eran vecinos, amigos y familiares, todos con el sueño de un mejor futuro para sus familias. Incluso conocimos que la niña que falleció iba con la mamá a encontrarse con su papá que ya estaba allá esperándolas”, relató consuelo.

En el caso de su cuñado viajaba con la intención de conseguir un buen empleo y enviarles dinero a su esposa y tres hijos menores de edad.

“Jehison iba tan contento, tenía muchos proyectos y planes en mente. Es que en Venezuela la plata no alcanza para comer y la situación está muy difícil. Ahora esperamos que va a pasar, cómo la empresa nos ayuda para llevarnos los cuerpos hasta nuestra localidad, los vamos a sepultar en nuestro pueblo”, precisó.

Otra de las víctimas mortales fue Jhordan Andrés Picón González, oriundo de Nueva Bolivia, estado de Mérida. Su prima, Yohana Peñaranda, lo despidió el pasado viernes en Cúcuta. Su sueño era llegar a Estados Unidos, para trabajar y darle una mejor estabilidad vida a su familia que reside en el vecino país.

Yohana recuerda a Jhordan Andrés como una persona muy positiva y alegre. El año pasado se graduó del colegio y siempre tenía en mente migrar de su tierra.

“Él tenía muy buena relación con la mamá, el papá y su hermanita. Ellos sufren ahora por su partida. Era una persona muy alegre y siempre le sacaba chiste a todo. Lo recuerdo como un ser muy cariñoso. Se nos fue nuestro niño, este es un dolor que no logramos explicar”.

Fue el esposo de Yohana quien transmitió la lamentable noticia a la familia de la muerte de Jhordan Andrés. Al no tener noticias de él decidió llamarlo a su celular.

“Mi esposo llamó a mi primo y le contestó un señor. Esa persona le dijo que cogió el teléfono porque el dueño del celular había sufrido un accidente en el bus. Mi esposo fue el que nos dio la noticia. Nosotros guardábamos la esperanza que él estuviera bien, pero cuando salió la lista de las personas fallecidas, tristemente, estaba él”.

La entrega de los féretros tardaría algunos días mientras las autoridades colombianas y venezolanas verifican la identidad de los fallecidos.

Mientras tanto se espera la evolución de los 31 heridos que se recuperan en la Clínica La Merced, el Hospital Universitario de Santander y el Hospital de San Alberto, según los datos entregados por la empresa Expreso Brasilia.

Consuelo Sanguino llegó a Bucaramanga, desde Venezuela, para llevar el cuerpo de vuelta de su cuñado y brindarle la cristiana sepultura en el vecino país. El drama se ha tomado la morgue de la capital santandereana.

¿Qué pudo haber pasado?
Franyer Javier Landínez Moreno era una de las 40 personas que se desplazaban en el bus de Expreso Brasilia que había salido de la ciudad de Cúcuta hacia Valledupar. El sufrió heridas menores y logro salir sano y salvo del accidente.

Según su relato, el conductor manejaba con exceso de velocidad al tomar varias curvas en el tramo entre San Alberto y El Playón.

“El carro venía muy ‘duro’, en ese momento yo le iba a decir que le bajara, muchas personas iban mareadas, pero justo en ese momento nos ‘voltiamos’. Venía como peleando con un carro y en cada curva lo sorprendía como si no conociera la vía”, indicó Franyer.

Él viajaba con su esposa y una hijastra, menor de edad, también hacia los Estados Unidos.

“Mis familiares están bien. Fue un golpe muy duro. El carro nos sacó expulsado. Yo fue el primero en salir volando. Creo que los que murieron eran los que quedaron abajo en el bus. Yo logré sacar a tres niñas, a pesar que me dolía un brazo. Eso fue un caos, todo el mundo pedía ayuda. Yo volví a nacer y vi muchos cuerpos maltratados, destrozados”, puntualizó.

Las víctimas además denuncian que desconocen qué pasaría con sus pertenencias donde algunos llevaban dinero y otros objetos para la travesía hacia los Estados Unidos.

El relato de los socorristas
También quienes auxiliaron a los heridos y después ayudaron a rescatar los cuerpos sin vida, entregaron su relato de la tragedia. Ellos llegaron al lugar después que conductores que a esa hora circulaban por la vía se detuvieron y dieron aviso a las autoridades para dar inicio a las labores de socorro. 30 voluntarios de la Defensa Civil de El Playón y La Esperanza, Bomberos de Rionegro, Policía, dos ambulancias y unidades de rescate acudieron al sitio.

“Eso fue terrible, desgarrador, cuando llegamos nos encontramos con dos niños heridos sobre la carretera, quizá el bus los lanzó en la primera vuelta. Lloraban, preguntaban por los papás que estaban en el fondo del abismo”, relató José Ortiz, miembro de la Defensa Civil, quien llegó al lugar del accidente muy temprano.

“La gente se quejaba, algunos de los cuerpos sin vida quedaron esparcidos sobre el abismo, otros dentro del bus, lo mismo ocurría con los heridos. Todo fue terrible, qué cosa tan difícil, algo muy lamentable”, añadió Ortiz. Si de esa manera se asombró una persona acostumbrada a lidiar con tragedias, qué se podría decir del resto de personas que a esa hora observaban el panorama desolador.

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