El ataúd bajó del avión cubierto con la bandera de Colombia al tiempo que sus compañeros de armas le rindieron un sentido homenaje al uniformado, oriundo de Piedecuesta.
Los seres queridos de Ángelo, en medio del llanto y el dolor, se acercaron a abrazar el cajón y lamentar la muerte de este héroe de la patria.
En caravana fue llevado hasta la Escuela Normal Superior de Piedecuesta, en donde él cursó su bachillerato, para rendirle un multitudinario homenaje.
Martínez Arévalo tenía 30 años y llevaba 13 al servicio de la Policía Nacional. Desde hace dos meses estaba prestando su servicio en Tibú, una zona roja del país, pese a que había suplicado para que no lo mandaran para allá, según afirman sus familiares.
Tenía intención de pedir traslado a cualquier municipio en Santander para estar más cerca de los suyos.
“El inconformismo de las familias es que no entienden porque tienen que apartar un servidor a la patria lejos de sus casa, si cada uno está en un lugar y en todas partes hay servicios por prestar”, expresó Alexander Barrera, familiar del uniformado fallecido.
Ángelo Raúl dejó dos pequeñas hijas que crecerán huérfanas por culpa de la violencia que azota al país.
“Yo no sé si pensar si estas personas que hicieron esto son seres humanos o demonios que están en la tierra”, dijo otro familiar del fallecido
Martínez Arévalo será sepultado hoy en el cementerio de Piedecuesta.
