Miles de pantalones, camisetas, chaquetas y demás vestimentas se amontonan en montañas que arruinan el paisaje del desierto de Atacama, en Chile.
En los primeros diez meses de 2021 llegaron allí 29.178 toneladas de vestimenta usada. Unos 50 importadores de ropa usada en Iquique venden las mejores piezas, en tanto que descartan en el desierto un 40 %.
De acuerdo con el presidente de la asociación de empresarios de la región, Darío Blanco, Chile es uno de los mayores importadores de ropa usada de América Latina.
«Esta vestimenta se desecha en las colinas de nuestro municipio», señaló el responsable de Medio Ambiente de Alto Hospicio, Edgar Ortega. Hasta 20 toneladas de ropa vieja van a parar a diario a este singular paraíso natural, y esto ocurre desde hace años.
El enorme montón de ropa está formado por prendas fabricadas en China y Bangladesh que llegan a las tiendas de EE.UU., Europa y Asia bajo el sello de marcas ‘low cost’.
Al no ser vendidas, se envían a Chile que incapaz de dar salida a todo lo que llega lo acumula en sus puertos o acaba en vertederos ilegales, como Atacama. Las prendas pueden tardar en desintegrarse hasta 200 años.
Greenpeace resaltó que el mayor desafío para la industria de la moda son los grandes volúmenes de ropa que genera la moda rápida desechable (fast fashion).