“Si no detienen esta arremetida de criminales y drogas que entran a nuestro país, voy a imponer de inmediato un arancel del 25 por ciento a todo lo que envíen a Estados Unidos”, esa fue la amenaza que Donald Trump lanzó contra México en medio de la campaña presidencial, haciendo referencia a los migrantes que llegan a su país de manera ilegal.
Justamente su principal propuesta para llegar a la Casa Blanca, por segunda vez, se enfocó en los migrantes. En sus mítines políticos, el republicano afirmaba que la migración era la responsable de que los americanos no tuvieran trabajo y que se pasaran necesidades.
El nuevo mandatario de los estadounidenses calificó la migración como una “invasión sin uniformes”, mientras proponía tener una de las deportaciones más amplias en la historia de su país. Incluso ha asegurado que su primera meta en la Casa Blanca será sacar a un millón de migrantes indocumentados.
Donald Trump ha sido uno de los más críticos con los migrantes. Es por eso que decidió, durante su periodo construyó el puente fronterizo más grande con México, con el cual quiso frenar la llegada de latinos a su país, pese a que se habría otro cruce en el Tapón de El Darién, en Colombia, el cual es la ‘puerta de entrada’ para llegar a Panamá y luego cruzar a suelo americano.
Esa propuesta vuelve a estar sobre el Palacio de Oval de Donald Trump: la de construir nuevos muros fronterizos y avanzar en una de las deportaciones más masivas en la historia de los Estados Unidos, debido a que ha señalado a los migrantes como “delincuentes” y de pertenecer a una “invasión sin uniformes”.
Durante la campaña, Trump también estigmatizó a los migrantes con una retórica xenófoba y prometió deportaciones masivas de indocumentados, retomar la construcción del muro y eliminar beneficios migratorios para personas que huyen de sus países, a pesar de los retos legales que supondrían estas medidas.
