Las autoridades de Sudáfrica confirmaron la muerte de 45 personas que viajaban en un autobús que cayó el pasado jueves por un precipicio en el norte del país y donde solo se salvó un niño de ocho años.
«Envío mis más sinceras condolencias a los familiares de las víctimas de este trágico accidente de autobús. Nuestros pensamientos y oraciones están con ellos en este momento tan difícil», señaló la ministra de Transporte de Sudáfrica, Sindisiwe Chikunga, en declaraciones recogidas por los medios locales la pasada noche.
Antes, los medios habían informado del accidente, pero no existía una confirmación oficial del número de muertos.
El accidente ocurrió el pasado jueves por la mañana, cuando el autobús perdió el control en el puente de Mmamatlakala, en la provincia norteña de Limpopo.
Al estrellarse, también se quemó, calcinando a muchos de los pasajeros.
Las operaciones de rescate continuaron hasta altas horas de la pasada noche.
El vehículo, con matrícula de la vecina Botsuana, supuestamente procedía de ese país para participar en unas reuniones religiosas por motivo de la Semana Santa en la ciudad sudafricana de Polokwane.
El único superviviente está recibiendo tratamientos médicos en un hospital cercano.