Los mejores 45 minutos del América en la era de Juan Carlos Osorio sucedieron este martes en el estadio Pascual Guerrero. Pero la ilusión duró eso, solo un tiempo. Al final, los ‘Diablos’ dejaron que Santa Fe se llevara un triunfo 1-2 en la ida de la final de la Superliga.
Con orden, precisión, toque largo, toque corto, presión alta, fluidez y sorpresa, un América que en el papel no prometía mucho por su nómina y los antecedentes en la Liga, mostró en casa en esos 45 minutos, ante unos ocho mil hinchas, la idea de juego que seguramente pretende Osorio.
Desde el primer minuto se vio un equipo jugando fútbol dinámico, moderno y efectivo.
Un tiro en el palo de Carlos Sierra anunciaba lo que vendría. También un disparo de media distancia de Rodrigo Ureña que supo desviar en gran estirada el arquero Leandro Castellanos.
Y en el minuto 26 vino el premio para la entrega y el fútbol que desplegaba el Rojo. Mauricio Gómez cobró un tiro de esquina, Émerson Batalla recibió la pelota y mandó un centro preciso a la cabeza de Sierra, que venció la marca y también la valla santafereña. 1-0.
Pero en el segundo tiempo apareció la versión normal del América de Osorio. Perdió los papeles el equipo, Santa Fe aceleró las revoluciones y se apropió del juego, al punto de generar opciones de gol y empatar el partido en el minuto 55, con una definición de Jhon Velásquez tras una pared que dejó inmóvil la defensa escarlata.
Y Osorio siguió siendo Osorio. Hizo cuatro cambios, relevando a Sierra y Ureña, que tuvieron un buen primer tiempo. Santa Fe aprovechó el desorden americano y marcó el segundo en el minuto 81 por medio de Jorge Ramos, ante una defensa cómplice.
Dos caras tuvo América en el Pascual. La de un equipo que jugó fútbol e ilusionó en el primer tiempo, y la del pobre y errático América de siempre desde que Juan Carlos Osorio está sentado en el banquillo de los escarlatas.