En un paraje del departamento del Caquetá se dieron cita por primera vez de manera directa el Gobierno Nacional de Gustavo Petro y las disidencias de las Farc.
En un comunicado que conoció EL COLOMBIANO, el Gobierno confirmó que Iván Danilo Rueda, Alto Comisionado para la Paz, sostuvo una reunión con cuatro delegados del grupo armado: alias Calarcá Córdoba, Alonso 45, Ermes Tovar y Erika Castro, con el objetivo de explorar y valorar la posibilidad de iniciar diálogos en el marco de la llamada Paz Total. La reunión tuvo como observadores internacionales a Dag Nagoda, del Gobierno noruego, y a Raúl Rosende, jefe de misión adjunto de las Naciones Unidas.
Lo que pudo conocerse de este primer acercamiento es que ambas partes expresaron la disposición y necesidad de que estos diálogos estén ambientados por un cese al fuego bilateral y verificado. Según el alto gobierno, el Alto Comisionado de Paz explicó el concepto de la Política de Paz Total de presidente Gustavo Petro, el marco constitucional y jurídico, y el enfoque territorial de la misma, los criterios de construcción de confianza, los presupuestos del diálogo.
“Un asunto central es la respuesta del gobierno en la Paz Total son las demandas ciudadanas sustanciales vinculantes y los derechos que deben ser garantizados para transitar al Estado Social y Ambiental de Derecho”, señala el documento.
Los cuatro delegados de las disidencias dejaron cuatro propuestas iniciales sobre la mesa. Primero que “la Paz Total significa la erradicación de las causas generadoras del conflicto social y armado”. Segundo, que “un primer paso en un segundo acercamiento debe ser la declaratoria –lo antes posible– de un cese al fuego bilateral acordado por las partes, evitando así más dolor en la familia colombiana” . Tercero, que “para el inicio de diálogos serán consultadas todas sus estructuras” y cuarto “la importancia de la participación de terceros neutrales como garantía en los diálogos hacia la Paz Total”.
Lo que dice el documento es que las partes acordaron firmar un protocolo confidencial para garantizar una reunión de los mandos del Estado Mayor de las disidencias.
Aquí es donde recaen las dudas pues las fracturas al interior de las disidencias es un secreto a voces. Por ejemplo, el antiguo frente Oliver Sinisterra, hoy bloque Alfonso Cano, que opera en Nariño y la frontera con Ecuador, se fraccionó en medio de una sangrienta confrontación interna por el control de las rutas del narcotráfico. SItuación similar a la que se vive en la frontera con Venezuela, por Vichada, Guainía y Arauca con los enfrentamientos entre la Segunda Marquetalia y los leales a Gentil Duarte (los frentes 1, 7 y Primero Armando Ríos). Esto sin contar otros frentes como el 33, que opera en Norte de Santander, y que hoy está más cerca al ELN que a las propias disidencias.
¿Qué tanta representación y legitimidad al interior de las disidencias tienen los delegados que enviaron a este primero encuentro? Es una incógnita que solo se resolverá en caso de que el llamado al cese al fuego sea pronto y sea verificable.
