Con un discurso conciliador en donde llamó a sus contradictores como Rodolfo Hernández y Álvaro Uribe y en donde aseguró que su gobierno no será de sectarismo ni de odios, el presidente electo de Colombia, Gustavo Petro, se dirigió por primera vez en esa condición al país.
El presidente electo de Colombia, Gustavo Petro, se dirigió a la ciudadanía en compañía de su familia: esposa, padre e hijos, además de Francia Márquez, la vicepresidenta electa.
En su primer discurso como presidente de Colombia recién elegido agradeció a los votantes.
«Gracias por este día que es histórico, estamos escribiendo una historia nueva para América Latina, para el mundo, una historia nueva porque indudablemente es lo que ha ocurrido con estos 11 millones de electores. Sin ustedes no hubiera sido posible. Ahora son ustedes la fuerza del cambio, la fuerza del amor, la fuerza de la esperanza».
Aprovechó para agradecerle a su mamá que no está con él, porque tuvo que salir del país exiliada, a su papá, a su esposa e hijos.
Dijo además que en su gobierno no van a traicionar a los electores que lo eligieron.
«Lo que viene es un cambio de verdad, un cambio real, en ello comprometemos la existencia, la vida misma, no vamos a traicionar ese electorado que lo que le ha gritado al país es que a partir de hoy Colombia cambia, Colombia es otra», dijo.
Planteó que su gobierno de la vida es la paz, la justicia social y en la justicia ambiental.
“La paz como eje de cambio, no tendría razón, no tendría sentido un gobierno de la vida si no llevamos la sociedad a la paz, objetivo central la paz, que significa que los 10 millones y pico de votos de Rodolfo son bienvenidos en este gobierno, significa, que Hernández, que hizo una campaña interesante, pueda dialogar con nosotros cuando quiera, significa que no vamos a partir de este gobierno a utilizar el poder en función de destruir al oponente, significa que los perdonamos, significa que la oposición que tendremos bajo los liderazgos que tenga (Álvaro) Uribe (Federico Gutiérrez) Fico o Rodolfo, todos, sea el que quieran, serán siempre bienvenida la oposición al Palacio de Nariño para dialogar sobre los problemas de Colombia”.
Añadió que «no es un cambio para vengarnos, no es un cambio para construir más odios, no es un cambio para profundizar el sectarismo. El cambio consiste en dejar el odio atrás, en dejar los sectarismos atrás».
En medio de la alegría de las personas y del ambiente de celebración que se siente en el Movistar Arena, donde hay congregadas más de 8.000 personas, dijo que hay que unir a Colombia.
«Las elecciones mostraron dos Colombias, cercanas en términos de votos, queremos que Colombia en medio de su diversidad sea una sola. Esto significa la bienvenida a la esperanza, el cambio significa abrir las oportunidades para todos en la esperanza, que esa esperanza sea llenar todos los rincones del territorio nacional, el cambio significa que llegó el gobierno de la esperanza», mencionó.
Dijo que el gobierno que va a iniciar el próximo 7 de agosto será el gobierno de la vida, «un gobierno que quiere construir a Colombia como una potencia mundial de la vida. No vamos a usar el poder en función de destruir al oponente».
En medio de su alocución también hizo un llamado a construir un gran acuerdo nacional.
«Ese acuerdo ya se comenzó a construir entre 11 millones de Colombianos, pero tiene que ser con toda la sociedad, el gran acuerdo nacional tiene que comenzar a construirse a partir del diálogo regional vinculante».
Respecto a los jóvenes y la mujeres les agradeció el apoyo. En ese sentido le pidió al fiscal general, Francisco Barbosa, que queden en libertad los jóvenes de la Primera Línea que han sido detenidos, como también a la procuradora Margarita Cabello, que restituya a los alcaldes detenidos, como lo es Daniel Quintero, alcalde de Medellín.