Se trata de Cristian Parra, quien viajaba junto a su esposa, sus dos hijas de 5 y 10 años y el conductor del carro desde Andagoya, Chocó, hacia San Pedro de Urabá.
Al parecer, cuando transitaba por el sector de Cangrejo de Santa fé, Antioquia, el vehículo perdió el control y se volcó al río Cauca. El hecho se presentó pasado miércoles, 12 de enero.
El carro dio varios giros y de las 5 víctimas Cristian fue el único que quedó consciente para luchar por su vida.
«Vuelvo en sí y estoy boca abajo, es decir, las llantas del carro quedaron hacia arriba, estaba volteado. Tuve una reacción rápida, pude soltar el cinturón de seguridad y caí. Volteo, logro ver a mi familia y salgo por la única ventana que había disponible, la del conductor. Me encuentro en un remolino y braceo hasta la orilla para pedir ayuda. Desperté justo antes de que el carro se terminara de sumergir, me tocó verlo hundir», narró Parra al diario el Colombiano.
Añadiendo que desesperado, corrió buscando ayuda entre los vecinos para auxiliar a sus familiares que ya estaban sumergidos.
«Corro gritando auxilio porque mi familia estaba allá abajo en el río. Las personas de una tienda salieron con palos y garrotes a ver qué podían alcanzar. Conté con la fortuna de quedar con un teléfono en mi bolsillo, aunque no prendía. Metí la sim card en un celular que me prestaron y pude llamar a la familia de mi esposa Yessenia y a la mía para contarles lo que había pasado. Luego llegaron los cuerpos de socorro y empezaron la búsqueda desde la mañana siguiente hasta ahora».
Cristian, quien resultó con una lesión leve en un dedo y raspones, confirmó que organismos de socorro continúan con la búsqueda de los cuerpos de sus tres familiares y el conductor.
Cerca de 47 personas que integran el Dagran, Bomberos, Ejército Nacional, Defensa Civil, Policía y otras entidades, siguen con las labores.
«Esta búsqueda es bastante angustiante, trato siempre de mantenerme fuerte, de mostrarme sensato, pero en mi interior hay un vacío grandísimo, a veces miro al río y usted no se imagina lo que siento. Entro a una tienda en Anzá, donde estoy durmiendo estos días, y veo juguetes o cuadernos. Eso me parte el alma. Lo más importante para mí ahora es poderle llevar a doña Aurelia, mi suegra, el cuerpo de su hija y de sus nietas», puntualizó.