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Cayó de un barranco y se clavó una estaca en el cuello

Luis Antonio Ortiz Ospina venía sufriendo de vértigo, por lo que en ocasiones se desplomaba en cualquier sitio. Pero en uno de esos ataques le llegó la muerte, puesto que al caerse se fue por uno de los barrancos de su finca y en la caída se clavó una estaca en el cuello.

La trágica muerte de este hombre de 92 años se produjo en la tarde del pasado domingo en la vereda La Aldea del corregimiento San Sebastián de Palmitas, noroccidente de Medellín.

“Había salido a dar una vuelta por la finca, no sé a ver qué, y cuando pasó cerca del barranco se desplomó y al caerse se clavó uno de los palos, que había puesto hace 4 meses, en el cuello. Le pasó de lado a lado”, manifestó la compañera sentimental del fallecido.

Al ver que no aparecía, esta mujer lo comenzó a buscar en el extenso predio, donde hay siembra de plantas medicinales, plátano, café, tomate, cebolla, entre otras frutas y hortalizas.

Cuando se dirigió camino a los cafetales encontró a su compañero por más de 36 años caído en el barranco y botando sangre. Llamó a los organismos de socorro, pero cuando estos llegaron ya no había nada qué hacer por Luis Antonio.

Al conocerse de esta muerte, los agentes del CTI de la Fiscalía ingresaron hasta esta propiedad para realizar la inspección al cuerpo sin vida. Tuvieron que utilizar sogas para sacarlo de este abismo.

Q’HUBO llegó hasta el sitio donde ocurrió la tragedia en compañía de la esposa. Ella miraba con cierta rabia y maldecía la estaca que le había quitado su compañero de vida.

Luis Antonio murió en su espacio, en la finca que llevaba décadas construyendo y a la que le dedicaba todo su tiempo, no solo por su sustento, sino por su gusto.

“Todos los días le hacía algo nuevo a cada siembra. Le daba vuelta, organizaba la finca, le echaba abono. Siempre estaba muy pendiente y yo le ayudaba”, manifestó la pareja de esta mujer, con quien tuvo 2 de sus 6 hijos.

Si bien se veía íntegro para su edad, los problemas de vértigo lo comenzaron a asechar después de cumplir los 90 años. Pese a las recomendaciones médicas, continuaba recorriendo su finca.

“Era muy terco, que no hacía caso aunque le decíamos que no se metiera por esos barrancos, que podía ser muy peligroso”, indicó su compañera sentimental.

Este martes fue velado en la mañana en el espacio donde funciona la tienda familiar, a un costado de donde se ejecuta la nueva doble calzada al occidente, justo a pocos metros de donde se construye un nuevo puente peatonal. Al lugar acudieron familiares, amigos y hasta trabajadores del proyecto vial. A la 1:00 p.m. le dieron el último adiós en el cementerio del corregimiento.

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