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José Esteban Blanco Cabeza, Chapatín, fue el hombre que murió arrollado por un bus de Copetran

El conductor del bus de transporte público acababa de realizar la ruta Medellín, Bucaramanga, Cúcuta y transitaba por la zona buscando un parqueadero para dejar el vehículo, pues necesitaba instalarse en un hotel a descansar

Ayer, los pasillos de la Nueva Sexta se llenaron de un profundo silencio, cargado de soledad, tristeza y un dolor palpable tras la noticia de la muerte de José Esteban Blanco Cabeza, Chapatín.

Sus compañeros, quienes durante años compartieron con él risas y momentos en el galpón, no podían contener las lágrimas mientras miraban la santamaría roja de su local, ahora cerrado.

“Él no venía a trabajar los lunes, pero sabíamos que al día siguiente estaba de vuelta. Hoy no es lo mismo porque ya no va a regresar nunca más”, dijo una de las comerciantes.

Un accidente

El reloj marcaba las 4:30 de la madrugada cuando la noticia de que a Chapatín lo habían atropellado corrió por cada uno de los pasillos.

«En un principio no creíamos que fuera cierto y fuimos todos a mirar lo que había pasado, pero nos llevamos tremendo golpe», añadió la mujer.

Al parecer, cuando José Esteban atravesaba la calle 4A entre avenidas 2 y 2A del barrio García Herreros, para llegar a su lugar de trabajo, no se percató de que un bus, de placa TTX498, también iba transitando por el lugar.

“Para qué nos vamos a poner a decir mentiras, el bus no iba rápido, era una velocidad muy lenta, pero la llanta delantera lo agarró, le pasó por encima y el señor quedó debajo del carro”, relató un testigo.

El accidente fue extraño. Algunas personas comentaron que había sido una motocicleta fantasma la que lo atropelló y lo lanzó debajo del vehículo, pero esa versión fue desmentida por las autoridades que aseguraron haber visto videos de cámaras de seguridad en donde solo estaba involucrado el bus y el peatón.

Aunque el siniestro vial se presentó muy temprano y los testigos alertaron a la Policía de Tránsito y Transporte de Cúcuta sobre lo sucedido, no fue sino hasta las 6:30 de la mañana que arribó la Unidad de Criminalística a realizar la inspección técnica y el levantamiento del cadáver.

Buscaba un parqueadero

Este medio de comunicación pudo conocer que el conductor del bus de transporte público acababa de realizar la ruta Medellín, Bucaramanga, Cúcuta y transitaba por la zona buscando un parqueadero para dejar el vehículo, pues necesitaba instalarse en un hotel a descansar para volver a tomar una ruta en la noche.

Tanto el conductor como su ayudante tenían que retornar a la empresa para emprender camino hacia Cali y por ser “un viaje pesado, lo único que se buscaba era recuperar las horas de sueño”.

Sin embargo, al pasar justo al frente de la Nueva Sexta, sintieron un resalto y pensaron que se trataba de una superficie rocosa o una falla en las llantas, pero, al bajarse a verificar, se dieron cuenta del cuerpo de Blanco Cabeza que yacía sin signos vitales debajo del bus.

Pa’l jueves

En medio de la tristeza, a sus compañeros solo les quedaba recordar cada uno de los momentos vividos con la víctima.

Con una sonrisa en el rostro y la voz entrecortada relataron que el hombre sería uno de los fundadores de la Nueva Sexta. Él tenía 77 años, pero llevaba 15 de ellos en el mismo sitio, regalándole alegrías a la que sería su segunda familia.

Su negocio era de ‘cachivaches’. Si alguien llegaba preguntando por cortaúñas, coladores o moñas, estaba en el lugar correcto.

“Ese se la pasaba de lado en lado, cuando venía un cliente tocaba gritarle: Chapatín atienda el chuzo, y así era que aparecía. Él trabajaba porque era su otro hogar y se negaba a abandonarnos”, comentó otra comerciante.

Añadió que “se la pasaba bailando y brincando, a veces se quedaba ahí dormido y le tomábamos fotos. Hoy abrimos nuestros locales, pero mire, acomodamos la mercancía como pudimos porque no tenemos ánimo de nada”.

Las anécdotas con José Esteban no se hicieron esperar y una de ellas, precisamente, se relaciona con el día de su muerte: un jueves.

“Su respuesta para todo era que el jueves lo hacía, el jueves lo traía o el jueves le llevaba. Si le preguntaban que cuándo iba a traer tal cosa, él decía, pa’l jueves y un jueves se nos fue”, concluyó la comerciante.

Según sus allegados, Chapatín amaba tanto su lugar de trabajo que, en algún momento les pidió que si algún día le pasaba algo, lo despidieran en el galpón.

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