El simple pedido de moneda y terminó en tragedia, en el barrio La Victoria de la ciudadela Juan Atalaya en Cúcuta, Norte de Santander. Allí dos hombres perdieron la vida.
El fatídico hecho se desencadenó alrededor de las 10:45 de la noche, cuando Michael Alejandro Molina Almeida, un habitante en condición de calle de 28 años y quien era querido por los residentes del sector, caminaba por la calle 4 entre las avenidas 3 y 4. Según testigos, Molina Almeida le habría pedido una moneda a Fabián Baned Sanjuán Pérez, de 33 años, situación que desató una confrontación mortal.
Sanjuán Pérez, descrito por vecinos como un hombre conflictivo y conocida por su consumo de drogas, presuntamente respondió al pedido con violencia, sacando un arma punzocortante y asestando a Molina Almeida una herida fatal en el pecho. Tras el ataque, Sanjuán Pérez se dio a la fuga, mientras que la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) trasladó al herido al Policlínico de Atalaya. Lamentablemente, Molina Almeida llegó sin signos vitales.
Sin embargo, la historia dio un giro inesperado cuando, minutos después, Sanjuán Pérez fue interceptado cerca de su casa por un hombre armado, quien según relatos de testigos, le disparó cuatro veces antes de huir del lugar. La Policía encontró a Sanjuán Pérez gravemente herido en la carretera y lo trasladó a un centro médico.
En un principio, las autoridades desconocían que la persona herida era la misma que, al parecer, habría asesinado a Michael Alejandro, pero fue la comunidad la que lo identificó como el agresor. Aunque, el hombre se encontraba recibiendo atención médica y permanecía bajo pronóstico reservado, hacia las 9:45 de la mañana del pasado lunes, 24 de junio, se confirmó su muerte.
La comunidad de La Victoria, consternada por la pérdida de Molina Almeida y sorprendida por la violencia del contraataque, expresó sentimientos encontrados. Vecinos recordaron a Molina Almeida como una figura querida, a pesar de su situación de calle y adicción. “Todos le dábamos comida, lo queríamos demasiado”, compartió una vecina, mientras que sobre Sanjuán Pérez, se mencionaron sus problemas recurrentes con la comunidad.
El desenlace fatal para ambos hombres ha dejado a La Victoria en luto, con los residentes organizando una colecta para asegurar un entierro digno para Molina Almeida, cuyos familiares restantes no disponen de los recursos necesarios.
Este trágico incidente ha generado reflexión y debate en la comunidad sobre la violencia y el costo humano de los conflictos callejeros, mientras las autoridades continúan investigando los detalles exactos que llevaron a esta doble tragedia en La Victoria.