Las investigaciones relacionadas con el caso de asesinato del que fue víctima el sacerdote Ramón Arturo Montejo Peinado, en el municipio de Ocaña, Norte de Santander, siguen avanzando. Las autoridades han podido ir esclareciendo cómo se presentaron los hechos minuto a minuto.
El crimen se registró el pasado martes, 4 de junio, en un parqueadero del barrio Jesús Cautivo y quedó registrado en cámaras de seguridad del sector. En la imágenes se observa cuando el sacerdote es abordado por dos hombres, quienes mediante intimidaciones con cuchillo, le ordenaron bajarse de su camioneta y entregarla.
Sin embargo, el religioso, de 45 años, habría puesto resistencia al hurto y se desató un forcejo. En ese momento los delincuentes lo apuñalaron y en la huida lo arrollaron con su propio vehículo. El cadáver quedó tendido en la entrada del estacionamiento.
Tras conocerse este hecho, las autoridades señalaron como hipótesis inicial un presunto hurto. No obstante, con el pasar de las horas, se han conocido nuevos detalles y otras versiones que le darían un giro a la investigación.
¿Una venganza?
Por este crimen la Policía de Norte de Santander capturó a José Antony Montilla Jovito, de 29 años, y Misael Rodolfo Valdez Pedrosa, de 21, como presuntos responsables. La comunidad, ante la indignación que generó este asesinato, intentó lincharlos.
“Tan pronto conocimos sobre lo ocurrido, se coordinó un ‘Plan Candado’ y al lograr ubicar el vehículo, se dio la persecución. Los delincuentes dejaron tirado el automotor y se escondieron en un rastrojo, siendo capturado uno de ellos”, aseguró el coronel Néstor Arévalo, comandante de la Policía de Norte de Santander.
Estos dos hombres fueron judicializados y dejados a disposición de la Fiscalía, en medio de este proceso contaron cómo se planeó el asesinato del sacerdote Ramón Arturo Montejo Peinado y lo motivos detrás del mismo.
Las autoridades judiciales habrían conocido que el sacerdote Montejo Peinado conocía a José Antony Montilla Jovito y hasta le habría tenido confianza para que le ayudara en un negocio de préstamo de dinero.
La información recolectada por las autoridades señala que dicha amistad se deterioró a tal punto que Montilla Jovito se habría sentido humillado y ultrajado por el religioso, situación que presuntamente lo habría llevado a planear cómo asesinarlo como parte de una supuesta venganza.
Al parecer, Montilla buscó a un amigo para que le ayudara a ejecutar el crimen, el cuál cometerían el lunes, pero el representante de laIglesia católica no llegó a una reunión que tenía y por eso decidieron hacerlo el martes hacia el mediodía.
Se conoció que José Antony y Misael Rodolfo esperaron pacientemente a que el sacerdote Ramón Montejo fuera a recoger su camioneta que tenía en un parqueadero del barrio Jesús Cautivo de Ocaña, para atacarlo.
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Cuando el cura observó que los dos hombres estaban en el estacionamiento, se habría registrado una discusión y varias personas que se encontraban por los alrededores del lugar escucharon unos gritos, por lo que deciden correr hacia la esquina.
En un video se observa cuando el padre Montejo Peinado abre el portón del parqueadero y sale con la camiseta ensangrentada, como buscando ayuda, pues lo habían apuñalado en repetidas oportunidades, pero nadie se le acerca.
Segundo después, se ve que un vehículo sale en reversa, arrollando al religioso pasándole las llantas encima, para luego arrancar con rumbo al barrio San Fermín. Quien conducía el vehículo del sacerdote era José Antony Montilla, mientras que su cómplice iba de copiloto.
Las investigaciones del caso continúan y serán las autoridades las encargadas de establecer sí este crimen es relacionado con un atraco, una venganza u otro motivo. Entre tanto, los dos capturados fueron enviados a prisión.
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La iglesia se pronunció
El sacerdote Ramón Arturo Montejo Peinado pertenecía a la parroquia San José del corregimiento Buenavista de la diócesis de Ocaña y, además, era delegado de la Iglesia católica para el mecanismos de verificación de los acuerdos de paz.
El asesinato ha causado profunda consternación en la comunidad del departamento de Norte de Santander y luto en la Iglesia colombiana. Monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, arzobispo de Nueva Pamplona y administrador apostólico de la Diócesis de Ocaña, expresó su dolor y rechazo categórico.
“Condenamos profundamente que la violencia irracional haya cobrado la vida de un sacerdote que dedicó su vida a difundir el mensaje de la paz y amor de Jesucristo. Rechazamos categóricamente este acto de barbarie que atenta no solo atenta contra la vida de un ser humano, sino también contra los principios fundamentales de convivencia y humanidad”, sostuvo monseñor.