La anaconda es una de las serpientes más grandes y poderosas del mundo, perteneciente a la familia de las boas. Se encuentra principalmente en las selvas tropicales de América del Sur, en lugares como la cuenca del Amazonas y el Orinoco.
Específicamente, al parecer, esta especie fue captado en su habitad natural por algunas personas, quienes grabaron el momento en el que se desplazaba por las aguas entre la frontera de Colombia y Ecuador.
Las anacondas son conocidas por su gran tamaño y corpulencia. Pueden crecer hasta alcanzar longitudes impresionantes, superando los 8 metros en algunos casos. Su cuerpo es robusto y musculoso, con una cabeza ancha y plana, y una cola larga y poderosa.
La coloración de las anacondas varía según su hábitat y edad. Por lo general, tienen un color verde oliva o marrón oscuro que les ayuda a camuflarse entre la vegetación de la selva. Algunas tienen manchas oscuras o patrones en su cuerpo que les proporcionan un excelente camuflaje.
Las anacondas son conocidas por su método de caza, que consiste en envolver a sus presas con su cuerpo y asfixiarlas mediante la constricción. Poseen músculos fuertes y una increíble habilidad para enrollarse alrededor de sus presas y ejercer una presión letal.
Son principalmente carnívoras y se alimentan de una variedad de presas, incluyendo mamíferos como capibaras, ciervos, y hasta caimanes y jaguares. También pueden consumir aves, peces y otros animales que se encuentren en su hábitat.
Las anacondas prefieren vivir en áreas acuáticas, como ríos, pantanos y lagunas, donde pueden acechar a sus presas tanto en el agua como en tierra firme. Son excelentes nadadoras y pueden permanecer sumergidas durante largos períodos de tiempo.
Aunque se les considera generalmente como serpientes tranquilas y tímidas, pueden volverse agresivas si se sienten amenazadas o acorraladas. Por lo general, evitan el contacto con los humanos, pero pueden atacar si se las provoca o si se sienten en peligro.