Un joven de 22 años, quien fue identificado como Gilbert Daniel Angulo Castañeda, perdió la vida en medio de un hecho de violencia e intolerancia en la ciudad de Cúcuta, Norte de Santander.
El crimen tuvo lugar en un lavadero de carros, ubicado en la avenida 0 con calle 21 del barrio Blanco, donde se encontraba Gilbert Daniel departiendo con un grupo de amigos, la noche del pasado domingo 21 de abril.
“Lo que sabemos es que él estaba allá compartiendo y viendo un partido de fútbol, porque ese era su mejor pasatiempo”, comentó a La Opinión un familiar de Angulo Castañeda.
La tranquilidad del lugar se vio alterada cuando, por razones que son materia de investigación, Gilbert Daniel se enfrascó en una discusión con otro hombre. En cuestión de segundos pasaron de las palabras a las agresiones físicas que terminaron en tragedia.
“Un señor que estaba en una de las mesas empezó a pelear con el muchacho y luego se gritaban cosas. La riña fue subiendo de tono, ya escalaron a cosas más fuertes y ahí fue que escuchamos los disparos, lo demás ya lo saben”, agregó al citado medio un testigo del hecho.
Al parecer, Gilbert Angulo Castañeda tenía un arma traumática y habría disparado en contra de las personas que lo estarían agrediendo de manera verbal, provocándoles algunas heridas.
Uno de los heridos, presuntamente, sería un empresario quien estaba acompañado de dos escoltas que tras percatarse del ataque respondieron también con disparos, según dijo una fuente judicial a La Opinión.
“Los sujetos tenían sus armas de dotación y le propinaron seis disparos al joven, eso le causó la muerte de manera casi que inmediata, porque fue trasladado a un centro clínico para intentar reanimarlo, pero ya había llegado sin signos vitales”, dijo la fuente.
Asimismo, los heridos también recibieron atención médica de urgencia, lo que permitió que se recuperaran satisfactoriamente.
Inmediatamente se presentó el hecho, la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) fue alertada de la situación y varias patrullas llegaron hasta el centro asistencial en donde estaban los implicados.
“Los dos escoltas nos entregaron sus armas, eran dos pistolas CZ y Jericho, y se entregaron, por eso fueron presentados en el búnker de la Fiscalía para que se defina su situación”, concluyó la fuente judicial.
Según los seres queridos de la víctima, los hechos son confusos y no conciben la idea de que el joven estuviera armado o atacara a alguien, pues lo recuerdan como una persona tranquila que nunca se había visto involucrado en problemas.
“Nosotros si pedimos a las autoridades que se investigue bien este caso y no quede en la impunidad, queremos que se haga justicia de verdad”, añadió la mujer.