Tenía 20 años y desde los 14 estaba dedicado al trabajo. Como operario de maquinaria pesada, Jonier José Sanmartín Baena se ganó un lugar en una empresa constructora en Bolívar.
Este domingo iba a participar en la inauguración de la tercera etapa de un proyecto de casas-fincas en el área rural del municipio de Santa Rosa de Lima, pero la bala certera de un desalmado delincuente acabó con sus sueños.
El joven y sus dos familiares salieron poco después de las 3 de la madrugada de este domingo (17 de diciembre) de su natal San Onofre (Sucre) con rumbo a Marialabaja.
La idea era llegar bien temprano a Santa Rosa de Lima para estar presente en la inauguración y luego dedicarse a sus labores. Hijo, padre y tío trabajaban para la misma firma constructora.
Casi unos 45 minutos después, dos hombres se les cruzaron en la vía, en medio de la oscuridad, y les ordenaron detenerse. Jonier no pudo hacerlo a tiem
«Él se asustó»
José Javier Sanmartín era el tío que acompañaba a Jonier. En la mañana de este domingo llegó a la morgue de Medicina Legal, en Cartagena, junto con el cuerpo de su sobrino.
“Nosotros por lo general por esa zona de El Sena pasábamos como a las 6 de la mañana, pero hoy salimos más temprano porque en San Onofre estuvimos instalando un equipo de música para un evento que hay hoy en el pueblo”, cuenta José Javier.
Apenas terminaron esa labor, los tres salieron en dos motos con rumbo a Santa Rosa. Jonier conducía la moto acompañado de su papá y José Javier iba solo en el otro vehículo.
“Íbamos por El Sena cuando se nos cruzaron dos tipos en una moto. Uno de ellos nos gritó ‘paren, paren’ mientras uno de ellos tenía un revólver en la mano.
La intención de los individuos era robar la moto de su sobrino, pero al no poder encenderla, optaron por requisar a Jonier y quitarle el celular y la billetera.
José Javier asegura que a él y a su hermano los delincuentes les hicieron tres tiros, y al notar que se les acabaron las balas, trataron de perseguirlos, pero en medio de la maleza aparecieron otros tres sujetos que también estaban armados.
A papá y tío no les tocó otra que esconderse. En cuestión de segundos, lo cinco delincuentes huyeron en las dos motos hacia la Cruz de El Viso.
“Nosotros montamos a Jonier en una moto y lo llevamos rápidamente al Hospital de Marialabaja. Yo dejé la moto mía tirada ahí, pero cuando lo ingresamos ya mi sobrino había muerto”, agrega Sanmartín.