“Primero se escucharon dos disparos seguidos, se escuchó al patrullero decir unas cosas, y luego de un momento se volvió a escuchar otro tiro”, fueron las palabras de una de las residentes del barrio Marco Fidel Suárez (Rafael Uribe), quien le contó a Q’HUBO cómo se vivieron los momentos previos y posteriores a la muerte de Richard Steve Pava Mazo, el patrullero de la Policía Metropolitana de Bogotá que fue hallado sin vida y con una herida de bala a la altura de la cabeza en el momento que hacía las veces de custodio y acompañaba a un preso, identificado como Manuel Antonio Hernández Roa.
El caso, pese a que se registró en principio como un suicidio debido a una serie de audios que se conocieron en las primeras horas de ayer, tiene algunos cabos que atar para los investigadores, quienes tampoco se explican por qué custodio y preso terminaron en una residencia de esta zona, situada a unos cinco minutos en carro del Hospital El Tunal, lugar al que llegaron antes para asistir a una cita médica.
¿Qué pasó?
Según lo que se ha podido conocer hasta el momento por cuenta de las mismas autoridades, Hernández Roa, quien se encontraba recluido en la celda de una estación en Engativá, alegó un dolor en horas de la mañana del mismo miércoles, y por tal motivo fue trasladado hasta el centro médico en la localidad de Tunjuelito. Sin embargo, ni Hernández Roa ni el patrullero Pava se devolvieron hacia la estación sino que tomaron rumbo a una residencia ubicada en la Diagonal 48 Sur con Transversal 18 Bis, donde el preso iba a tener un encuentro con su pareja sentimental, pero todo parece indicar que solo fue una artimaña para poderse escapar.
“Allí los estaban esperando como que varias personas al preso”, contó uno de los vecinos, quien alcanzó a ver corriendo a dos mujeres y dos motocicletas en la escena, en una de ellas se habría montado Hernández Roa, quien habría resultado herido en una de sus piernas luego de ser impactado por el patrullero Pava, quien realizó varios disparos contra la moto con el fin de dar de baja al preso, quien era investigado por los delitos de hurto calificado y agravado.
Por el momento, y como parte de los audios que se revelaron, una de las hipótesis que lleva a pensar que el patrullero se quitó la vida habría sido por la presión debido a que, como aseguró otra de las residentes, “al muchacho se le notaba la cara de angustia y preocupación por haber dejado escapar al preso, pero nadie se imaginó que se fuera a matar”.
“El señor se fue en la moto con una de las piernas estiradas y chorreando sangre”, aclaró otras de las vecinas, quien al igual que muchos habitantes en el barrio espera que las autoridades expliquen “¿cómo llegó el policía aquí? Porque aquí nadie sabe cómo lo hizo, si ni siquiera se vio la moto, además no se sabe cómo terminó el policía ayudándole al preso para traerlo hasta acá… todo está muy raro”, concluyó la vecina.