Un particular hallazgo se produjo el pasado miércoles en un edificio de Girardota, al norte del Valle de Aburrá, en Antioquia: las autoridades hicieron el levantamiento del cuerpo de un hombre, de unos 50 años, del que no se tenían noticias desde enero de este año.
Según la información preliminar de las autoridades y las versiones que han entregado los testigos, se trata de Carlos Mario Ramírez Ochoa, quien vivía con su esposa en un apartamento del cuarto piso de un edificio familiar, en el que también habitan algunos de sus hermanos.
El relato da cuenta de que tras la muerte de su esposa, hace alrededor de dos años, Ramírez Ochoa habría caído en una profunda tristeza que lo habría llevado a tener peleas con algunas personas y a aislarse de los demás hasta el punto de cerrar, en enero pasado, un taller que tenía en la zona.
Desde entonces, empezaron las preguntas sobre el paradero del hombre, pero muchos estuvieron convencidos de que permanecía encerrado en su apartamento, al que nadie tuvo más acceso.
Fue en las últimas horas que un cuñado del hombre decidió ingresar a la vivienda y, sorprendido, vio que allí estaba el cuerpo de Ramírez Ochoa, tras lo cual llamaron a las autoridades. Según el reporte de los servidores del Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía, que atendieron la diligencia, el cuerpo estaba prácticamente momificado.
Cuentan los testigos que del lugar nunca se desprendió un olor que indicara que había un cuerpo en descomposición, por lo cual no se habrían levantado sospechas de que había un cadáver.
Hasta el momento no se han entregado pistas de las causas de la muerte de este hombre, pues todo es materia de investigación de parte de las autoridades, que quedaron tan sorprendidas como sus allegados. El cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal para determinar las causas del fallecimiento.