Para buscar una supuesta guaca, repleta de oro, una familia entera sometió a un niño a momentos escabrosos, antes de que muriera, con tan solo seis años. El pequeño falleció en medio de un ritual satánico en el nordeste antioqueño, en septiembre del 2022.
Un año y un mes después, la Fiscalía General de la Nación dio a conocer que dos de los seis implicados en ese hecho fueron condenados. El primero fue Róbinson Esmit Arboleda Ramírez, alias ‘Orejas’ o ‘el Orejón’, quien deberá pagar una condena de 40 años y 10 meses de cárcel. De igual forma, su compañera sentimental, Susana Ceballos Zapata, alias ‘la Discípula’ o ‘la Sumisa’, quien deberá pasar 5 años y 8 meses en prisión.
Arboleda Ramírez y Ceballos Zapata pactaron un preacuerdo con la Fiscalía y este fue avalado por un juez especializado de Antioquia. Él fue declarado culpable de los delitos de homicidio, tortura y desaparición forzada, todos agravados. Ella aceptó su culpa en favorecimiento de esos mismos delitos. El fallo que deja las condenas en firme será leído el 1.° de noviembre.
Entre los seis aprehendidos está la madre del niño y su padrastro, Fabio Andrés Carmona Ramírez, quien habría convencido a los demás parientes del menor que este estaba poseído por un demonio.
También está tras las rejas Damaris Estela Pérez Escalante, abuela del niño y su compañero sentimental Fabián Alberto Monsalve. Alias ‘Oreja’ fue el único que confesó dónde estaba enterrado el cuerpo del niño e informó a las autoridades para que realizaran la exhumación.
Macabro crimen
El 21 de septiembre del año pasado, Sandra Patricia Caro Pérez denunció la supuesta desaparición de su hijo. La mujer aseguró que había mandado al niño a una tienda en el corregimiento La Cruzada del municipio de Remedios, Antioquia, y que nunca regresó.
La Fiscalía y la Policía iniciaron una investigación que permitió establecer que un día antes de esa denuncia, el menor fue llevado en una motocarro hacia zona rural de Segovia por alias ‘Orejas’ y por otras dos personas.
En ese sitio el niño fue golpeado de manera indiscriminada durante dos días por integrantes de una secta conocida como ‘los Carneros’, de la que formaban parte algunos de sus familiares, quienes buscaban una supuesta guaca de oro.
Por cuenta de esas golpizas el pequeño murió y fue sepultado en la vereda Cuturú Alto, de Segovia.
