Una niña de 12 años falleció de manera trágica después de recibir una descarga eléctrica al entrar en contacto con una lámina de zinc.
Esta pequeña, conocida por su sonrisa contagiosa y su espíritu trabajador, había albergado el sueño de estudiar y sacar adelante a su madre.
La fatídica mañana del lunes, ese sueño se desvaneció cuando la menor tocó accidentalmente una lámina de zinc mientras abría la puerta de su humilde morada.
La casa de la familia estaba construida con láminas de zinc y madera en el sector de la calle 11 con avenida 1, en San Luis, Cúcuta.
El hermano menor de la niña, de tan solo 8 años, fue quien hizo el descubrimiento trágico al regresar de la tienda, corriendo en busca de ayuda al darse cuenta de lo sucedido.
Con profundo pesar, gritaba que la muerte de su hermana era culpa suya, lamentando no haber estado a su lado en ese momento.
Vecinos que acudieron en su auxilio encontraron a la niña en el suelo, con un aspecto que inicialmente sugería un desmayo. Al intentar moverla, una persona que prestaba ayuda sintió una descarga eléctrica al tocar la lámina de zinc.
Las autoridades han indicado que la lámina de zinc estaba aparentemente electrificada debido a un cable defectuoso que estaba en contacto con ella.
La recuerdan como una niña juiciosa
La niña, la mayor de tres hermanos, era una estudiante de quinto grado en el colegio Carlos Pérez Escalante.
Su anhelo era recibir educación y trabajar para ayudar a su madre, quien se desempeñaba como recicladora. La madre sacrificaba día a día para asegurar que sus hijos tuvieran algo que comer.
Aunque en un momento la niña había vivido en casa de una amiga en Torcoroma y se encontraba bien allí, nunca abandonaba a su madre y regresaba a San Luis en los fines de semana y cuando tenía la oportunidad.
Hace apenas cinco días, la madre había llevado a la niña de nuevo a San Luis, donde pasarían juntas una semana de vacaciones, junto a los hermanos de la niña.
La comunidad del sector recuerda a la niña con cariño y nostalgia, rememorando su alegría cuando jugaba con otros niños del barrio desde su más tierna infancia.
Debido a la difícil situación económica de la familia, la escuela Carlos Pérez Escalante se ha unido a la comunidad en un esfuerzo por recaudar fondos para cubrir los costos de las exequias de la pequeña.