Por lo menos 40.000 niños han cruzado en el primer semestre del 2023 la selva del Darién, entre Colombia y Panamá. La mitad de esos infantes tenían menos de 5 años.
Esta cifra récord la reveló esta semana la organización Unicef, y agregó es en un movimiento migratorio que realizan solos o con sus familias.
Este número hace parte de los 350.841 migrantes que han cruzado el Tapón del Darién en lo que va de año, siendo la mayoría venezolanos. Estas cifras históricas superan al total de viajeros que cruzaron esa selva en el 2022 (248.000).
En el Darién se vive una crisis humanitaria, debido a que en lo que va de año más de 330.000 personas han emprendido esta ruta, enfrentándose a peligros naturales y también a robos y violaciones.
Esta es la cifra anual más alta registrada hasta la fecha, frente a las 248.000 personas que lo hicieron en 2022.
Esta situación ha sido calificada por los organismos humanitarios de desbordante, pues no tienen recursos y medios para atender a las personas que llegan al otro lado de la frontera.
Informe de la Unicef
La Unicef presentó un informe titulado “La cara cambiante de la emigración en Latinoamérica y el Caribe: una región como ninguna otra”. Gary Conille, director regional de Unicef, precisó que también las cifras proporcionadas por Estados Unidos muestran este aumento de la migración infantil: 129.000 llegados en 2021, 155.000 en 2022 y 83.000 en siete meses de 2023.
Dicho documento reveló que los principales países emisores de esta migración infantil son Venezuela, Haití y los centroamericanos.
Y en todos los casos se detecta una edad cada vez más temprana de estos niños migrantes: en los puntos fronterizos Colombia-Panamá, Chile-Perú y México-Guatemala, los menores de 11 años ya suponen entre el 69 % y el 91 % de los niños en movimiento.
Según Unicef, el panorama es muy desalentador porque sus odiseas no terminan una vez que han llegado a su destino: Estados Unidos, debido a que se encuentran en un entorno donde no conocen el idioma y carecen de referencias a las que poderse aferrar más allá de su núcleo familiar inmediato.
Conille agregó que no supo precisar cuántos de los niños viajan solos, sin sus familias, insistió en que el problema no es de cada país por separado, sino que debe abordarse con enfoques regionales, antes de recomendar además que los países creen “pasos seguros de acceso” entre los países para los niños.
El informe de la Unicef concluyó que la migración infantil es mundial, pero si en el resto del mundo los niños representan el 13 % de las personas en movimiento, en Latinoamérica y el Caribe son el doble (26 %), por una conjunción de causas como el cambio climático, la violencia callejera o la inestabilidad política.
Situación migratoria
El Gobierno de Costa Rica dijo este sábado que está planteando con las autoridades panameñas que buses recojan a los migrantes en un albergue de Panamá y los trasladen hasta otro en el lado tico para controlar el imparable flujo de transeúntes que se acumula en la frontera común, lo que ha generado tensiones con la población.
«Hemos solicitado a las autoridades panameñas su anuencia para que buses costarricenses pueda ingresar y descarguen a los pasajeros en los Centros de Atención Temporales para Migrantes (Catem) (de Costa Rica) no en Paso Canoas», dijo a EFE el ministro de Seguridad Pública de Costa Rica, Mario Zamora, tras una reunión con dirigentes locales cerca de la frontera con Panamá.
Detalló que «las autoridades panameñas están considerando el tema» y que «han planteado la posibilidad de que (sean) los buses panameños que recogen a las personas en los Planes (de Gualaca) y los trasladan a Paso Canoas (la frontera común)».
De esta manera, los buses recogerían a los migrantes en el albergue de Los Planes de Gualaca, en Panamá cerca de la frontera común, y los trasladarían hasta otro en Costa Rica, evitando que se acumulen en Paso Canoas, comunidad limítrofe entre ambos países.
Según Zamora, este planteamiento fue hecho durante la reunión de la semana pasada entre ambos Gobiernos, en la que acordaron unirse «en una sola voz» frente a la comunidad internacional para afrontar la crisis migratoria.
Desde los albergues en Darién, los migrantes son trasladados en buses costeados por ellos mismos a otro cercano a Costa Rica. En Costa Rica también son movilizados de la misma manera hasta la frontera con Nicaragua.
El actual flujo migratorio ha sobrepasado las capacidades de las estaciones migratorias y los organismos internacionales que se encuentran en Darién.
Panamá anunció el pasado viernes un paquete de medidas para enfrentar la crisis migratoria en el Darién como aumentar las deportaciones y mover los puntos de control a los que llegan los viajeros.
La crisis migratoria arrancó con un «bloqueo económico»
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, aseguró este sábado que la crisis migratoria, que afecta a su país por el paso masivo de personas por el tapón del Darién, en la frontera con Panamá, arrancó con un «bloque económico».
«En el caso de la migración, fue el bloqueo económico lo que empezó a lanzar una serie de oleadas poblacionales de éxodos, primero de Venezuela hacia Colombia», dijo el mandatario en una declaración conjunta con su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en Cali.
Esta no es la primera vez que Petro se refiere a este bloqueo, pues esta semana aseguró que la única forma de solucionar la crisis humanitaria en la ruta migratoria por el Darién, la selvática frontera que separa a su país y Panamá, es «desbloquear económicamente a Venezuela».
Por eso, este sábado manifestó que la crisis migratoria es un «problema americano» que empezó con «centenares» pasando por el Darién que ahora son «miles al día: 3.000 pasan al día con niños, niñas; se vuelven 6.000 al llegar a México, y se vuelven 7.000 al llegar cada día a la frontera con EE.UU».
«El problema empezó con un bloqueo. Y yo pienso que relativamente en un plazo corto, porque los problemas se van a agudizar si sigue la crisis climática, se podría resolver si se quita el bloqueo», expresó Petro.
Ese bloqueo lo calificó como una política desacertada que «se piensa con una intención y termina pegándole en la cabeza a la persona que hizo la política».