La justicia de Estados Unidos condenó este martes a Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel a 45 años de cárcel por delitos relacionados con el narcotráfico. Pese a que al capo del Clan del Golfo le espera una larga temporada en la celdas de Estados Unidos, expresó su deseo de regresar a Colombia, cooperar con la justicia y participar en procesos de reparación de víctimas.
“Acepto responsabilidad por los delitos cometidos. Pido disculpas a las familias de las víctimas y a los gobiernos de Colombia y Estados Unidos por el daño causado. Espero volver a Colombia después de cumplir mi sentencia”, fueron las palabras que se le escucharon a Otoniel antes de que la jueza Dora Irizarry, del Tribunal del Distrito Este de Nueva York, impusiera la condena.
Es que el cabecilla del Clan del Golfo se declaró culpable de enviar, al menos, 96,8 toneladas de cocaína a Estados Unidos. Lo juzgaban por los delitos de empresa criminal continuada, de conspirar para importar droga y de tráfico marítimo de drogas.
Otoniel tiene 51 años y terminaría de purgar su pena a los 96 años. Pese a ello, aseguró que esta dispuesto a colaborar con las autoridades judiciales colombianas para, dice él, abrir el telón sobre la verdad en el conflicto.
“Sigo con la firme intención de colaborar con la justicia de mi país, para que la sociedad colombiana sepa la verdad del conflicto armado. Para que de alguna forma, pueda reparar a las víctimas del país y, en especial, para lograr contribuir al cambio y aportar en la construcción de la verdad y de un nuevo país”, dijo Otoniel en una carta enviada al presidente Gustavo Petro y al canciller Álvaro Leyva.
Antes de su extradición, Otoniel alcanzó a acudir a una versión libre a la Justicia Especial de Paz. El hombre tendría entre su información, datos de uniformados oficiales que también prestaban sus servicios al Clan del Golfo.
“Quiero que, por medio de la verdad, pueda redimir y buscar el perdón por mi accionar. Y de esta forma brille la justicia y se pueda demostrar que el conflicto colombiano va más allá de lo que la sociedad y el mundo saben”, puntualizó el condenado.
La vida delincuencial de Otoniel comenzó en el frente cinco de las Farc como miliciano, luego saltó a la guerrilla del Ejército Popular de Liberación (EPL) en el Urabá. Después dio pasó al paramilitarismo e ingresó al Bloque Centauros de las Autodefensas. Su vida criminal terminó en el Clan del Golfo.
El capo permanecerá en una celda del centro de detención de Brooklyn mientras se conoce en qué prisión cumplirá su sentencia. En ese lugar permanece aislado y solo puede ver la luz del sol una hora al día.