La cumbre de cancilleres que se realiza el próximo martes en Bogotá es el escenario planteado por el Gobierno colombiano para intentar que la crisis política que sacude a Venezuela –y que se agudizó entre oficialismo y oposición desde 2019– tenga un punto final. O, por lo menos, que se dé un primer paso en esa dirección.
Ese es un objetivo clave de esta cita, que contará con representantes de al menos 15 países de Europa y América Latina. No obstante, la invitación directa del presidente Gustavo Petro a su homólogo de Estados Unidos, Joe Biden, de participar en la cumbre, tiene otra intención: que el gobierno estadounidense le baje a la intensidad de las presiones hechas a los venezolanos y, en esa vía, buscar una normalización de las relaciones bilaterales entre ambas naciones; todo bajo la figura de un Petro mediador.
Y tal parece que la petición surtió efecto. Horas después de que el presidente colombiano le solicitara a Biden su presencia, el gobierno de Estados Unidos decidió enviar a tres delegados de alto calibre: Juan González, asesor del presidente Biden; el senador demócrata Chris Dodd, asesor especial del gobierno de Estados Unidos para las Américas, y Jon Finer, principal asesor adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
“Se buscará establecer los mínimos de un gran acuerdo que garantice no sólo elecciones, el levantamiento de sanciones, sino además la normalidad en la vida de todos los actores políticos” de Venezuela, afirmó el presidente Petro tras la reunión con el presidente Joe Biden.
Pero más allá del espaldarazo a la cumbre, representado en la delegación de Estados Unidos que viajará a Colombia, el levantamiento de las sanciones de Estados Unidos hacia Venezuela buscaría tener un efecto “bumerán”, como lo expresa el experto en conflicto y relaciones internacionales, Juan Carlos Ortega.
“En la geopolítica actual, en la que el gobierno ruso busca extender sus tentáculos a América Latina y tendría la puerta de entrada por Venezuela, Estados Unidos buscará cerrar esos espacios a una Rusia expansiva. Una base económica sería una de las razones por las que Estados Unidos iniciaría el camino de formalización de relaciones con el gobierno de Maduro”, expresa Ortega.
Para llegar a ese objetivo, Venezuela deberá cumplir con ciertos puntos con los que demostraría su retorno a una apertura democrática y, como lo expresó el delegado, Juan González tras la reunión de Petro y Biden, “estamos dispuestos a levantar las sanciones, pero esos detalles se van a tener que definir en la cumbre en Colombia”.
¿Quiénes son los delegados?
La ausencia de Biden en la cumbre en Bogotá será suplida por tres altos dignatarios que por su calidad y experticia para adelantar negociaciones, serán los portavoces del gobierno estadounidense en el territorio colombiano.
El primero de ellos es un demócrata de la entraña de Biden. Su nombre, Chris Dodd. Este excongresista se ha desempeñado en varias labores que incluyen distintas habilidades como negociador. Es abogado y fue elegido senador por cinco periodos consecutivos entre 1981 y 2011.
Antes de meterse en la política, Dodd perteneció a los Cuerpos de Paz, carrera que realizó a la par mientras se enlistaba en la reserva militar. En 2006 quiso lanzar su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos, pero las encuestas no le favorecieron y sus contrincantes le tomaron ventaja, razón por la cual abandonó su aspiración presidencial a la Casa Blanca.
Sus funciones, según el departamento de Estado de los Estados Unidos, son trabajar en tareas de “cooperación en materia económica, la migración, la salud, los derechos humanos, la alimentaria y otras prioridades”. Está próximo a cumplir 79 años de edad.
El segundo delegado es Jon Finer, un periodista y diplomático nacido en 1976. Fue corresponsal del New York Times y desarrolló parte de su carrera periodística en el Medio Oriente y Rusia.
En 2009 ingresó a la administración Obama como subjefe de gabinete de políticas de John Kerry, y al personal del Consejo de Seguridad Nacional. También ha sido asesor especial para Medio Oriente y África del Norte.
En tercer lugar está Juan González. De sangre colombiana, González inició su carrera en 2011 cuando trabajó en el Consejo de Seguridad de la Casa Blanca. Llegaba del Departamento de Estado. En 2013, Biden, por ese entonces vicepresidente, lo integró a su equipo. El presidente Obama le encargó tareas relacionadas con políticas en América Latina para atender la migración.
Los tres asesores de Biden que llegarán el martes en la mañana tendrán que lidiar, además, con otra situación que oscurece el panorama de cara a una apertura con Venezuela y es la recompensa de ese país por 15 millones de dólares por Nicolás Maduro, tema sobre el que el gobierno venezolano ha solicitado que se empiece a revisar.
