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Así es el moderno quirófano para salvar la vida de animales silvestres en Santander

Una sala de última tecnología recibe a animales maltratados y accidentados de 13 municipios del Departamento. Allí se atienden, se operan, se salvan sus vidas.

El pasado 2 de agosto, la Policía de Floridablanca recibió una llamada de auxilio a la línea 123. La comunidad reportó que un mono aullador se escapó de su cautiverio. Luego trepó por árboles y postes en el sector de Lagos II.

Cuando el animal llegó al parque principal del municipio tocó una cuerda de alta tensión y cayó al pavimento. El golpe le produjo un trauma craneoencefálico severo. Tuvo que ser trasladado al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre, CAV, de la CDMB.

En este lugar lo recibió el veterinario Juan Sebastián Mejía, quien de inmediato lo ingresó al quirófano y le realizó una cirugía para suturar una fisura en su cráneo. “Hubo que anestesiarlo, monitorear su presión, su tensión y la saturación de oxígeno para que no tuviera repercusiones postoperatorias”, afirmó.

Aunque su pronóstico fue reservado, pasado un mes de su intervención, los expertos reportaron que la cirugía fue exitosa y vital para salvar su vida. Su estado de salud actual es satisfactorio. Esta especie continúa protegida en el CAV.

A inicios de septiembre, la Policía Ambiental rescató a un chulo con un ala rota, y lo llevó con el veterinario Mejía. Tras la valoración se determinó un tratamiento con antibióticos para que los tejidos del animal estuvieran sanos antes de entrar a cirugía.

“El gallinazo tuvo una fractura del húmero. Durante el procedimiento se logró colocar un clavo intramedular con tutores externos para fijar la fractura. Gracias a todos los profesionales que intervinieron, y a los equipos con los que se contaron, el animal se levantó casi de inmediato después de operar, sin problemas de delirio al despertar”, narró el médico veterinario.

El gallinazo continúa con su proceso de recuperación y podría ser liberado en cerca de dos o tres meses luego de que le retire el clavo, complete sus terapias y se hagan pruebas de vuelo.

En cerca de dos meses se reportaron procedimientos a por lo menos 150 animales. Entre ellos se cuentan 25 cirugías. Los pacientes han sido águilas, búhos, babillas, loros, mapaches, osos perezosos y tigrillos, y un paciente especial, un mono araña, especie en peligro crítico de extinción.

El nuevo quirófano

De nueve metros de largo por cuatro metros de ancho, el nuevo quirófano, ubicado en el Cerro La Judía de Floridablanca, cuenta con una mesa de cirugía en acero inoxidable, en donde se ubica a cualquier tipo de paciente animal. Los equipos fueron puestos al servicio hace cerca de dos meses y entre ellos se cuenta con un electrobusturí, que permite hacer cirugías con menos sangrado y con mayor precisión. Asimismo, se cuenta con una máquina de gases que facilita la administración de la anestesia inhalada con cantidades exactas y para cirugías que requieran un tiempo prolongado. “Hay un menor impacto para el sistema endocrino y fisiológico en el momento en el que son sometidos a una anestesia”, aseveró Mejía. Además, Para hacer seguimiento a los signos vitales de los pacientes se implementó un multiparámetros y un pulsoxímetro portátil.

El médico veterinario dijo que “también tememos un equipo de instrumental de ortopedia y tejidos blancos para realizar todo tipo de procedimientos para la cantidad de animales que llegan heridos e manera constante”.

Por su parte, el docente de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UCC, Vladimir Quintero, destacó que el CAV también tiene equipos de hematología. “Ya no se necesitan llevar muestras a otra parte para conocer cuál es el estado de salud de un animal”.

El equipo humano, además del cirujano, consta de un anestesiólogo, un instrumentador quirúrgico, un primer ayudante y varios volantes, que muchas veces son estudiantes de último semestre de la Universidad Cooperativa de Colombia.

Entre los procedimientos que se han adelantado están suturas de heridas, drenajes, sedaciones y tratamientos ortopédicos.

Los expertos del CAV indicaron que antes de ser modernizado este lugar las cirugías se demoraban más porque el instrumental era más básico. Para el caso de las anestesias se aplicaban de manera intravenosa y los animales tardaban más en despertar, lo que significaba mayor riesgo tras su intervención.

Los veterinarios explicaron que aunque se contaba con el servicio de cirugía este se hacía de manera externa pero con la dotación se vuelven autónomos en la atención a la fauna, así como también en sus procesos de recuperación y rehabilitación.

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