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Tendero Q’hubo: La esquina ‘Donde Zoilo’ en el barrio Caldas, en Floridablanca

Aunque el oficio de tendero les “quita mucho tiempo para compartir en familia”, es una buena forma para ser independiente y tener ingresos para vivir.

Jorge Garavito y Marlene Melo son una pareja de esposos, santandereanos y provenientes de ‘La ciudad del clima de seda’, como sus habitantes conocen al municipio de Zapatoca.

Arribaron a Floridablanca por una situación de ‘fuerza mayor’ que los obligaba a radicarse en la ciudad. Aunque vivir y tener un negocio en el barrio Caldas no fue planeado, “llegamos sin pensarlo”.

Después de buscar por Bucaramanga y el área metropolitana, encontraron la adecuada, tienda ‘Donde Zoilo’. Fue como ‘anillo al dedo’, se ajustaba tal cual a lo que deseaban.

“Con la ayuda de un familiar de mi esposo, se dio la oportunidad de este negocio y así empezamos. Nosotros veníamos de cero totalmente, no teníamos ni idea de nada”, dijo Marlene.

La tienda tiene su historia: cincuenta años al servicio de la gente del Caldas, pero bajo el mando de Marlene y Jorge, tan solo ocho.

Un trabajo de dos

Los primeros días, recordó Marlene, fueron los más difíciles. No sabían la forma de ‘manejar’ a los clientes, pero, “trabajando los dos, se nos dieron las cosas”.

Hoy en día, casi nada les ‘queda grande’. Las puertas de ‘Donde Zoilo’ se abren a las 6:00 a. m. El ‘receso’ para almorzar es de dos horas: de 1:00 p. m. a 3:00 p. m., para cerrar a las 10:00 de la noche. Los fines de semana ‘pasan de largo’.

En este negocio, usted debe preguntar por lo que no hay, porque doña Marlene le ofrece hasta productos de miscelánea. “Tratamos de vender de todo para que a los clientes no les falte nada cuando vengan a comprar”.

Con sus vecinos y clientes nunca han tenido problemas, la buena convivencia es un aspecto que prima en la tienda. Sin embargo, las malas experiencias nunca faltan. Al inicio optaron por fiar, pero más de un cliente los dejó con el ‘cuaderno lleno de deudas’. “Dijimos se fía pero máximo una semana, y solo a personas que uno tiene confianza y sabe que pagarán”, señaló la mujer.

Amistades verdaderas

Para Marlene, un tendero tiene la tarea de ser un amigo, donde los vecinos puedan hablar con confianza y logren ser escuchados. “Aquí he encontrado amistades verdaderas. La gente ya lo conoce a uno y lo saluda con alegría. La idea es ganarse el cariño y crear un vínculo”.

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