El bumangués Joaquín Fernando González, de 41 años, es médico radiólogo de profesión y por la experiencia que tuvo en la que perdió a una de sus tías, que sufrió una ruptura de un aneurisma cerebral que no pudo ser tratado, se apasionó en buscar la forma para evitar que más personas murieran por esta enfermedad.
Tras este triste capítulo, el médico González viajó al exterior y se subespecializó en Radiología Intervencionista Periférica y Neurointervencionismo, lo que le ha permitido intervenir el sistema cerebro vascular de cientos de pacientes de Santander y de otras regiones de Colombia.
El médico explicó que “mi especialidad me permite, a través de un angiógrafo, tratar las enfermedades arteriales o venosas del cuerpo, ‘navegando’ por el interior de estos sistemas del cuerpo humano”.
“Sin necesidad de hacer incisiones grandes en la piel o abrir al paciente, con una punción en la artería radial (ubicada en la muñeca) introducimos un catéter de tamaño cuatro veces más pequeño que el de un pitillo y buscamos dónde hay un defecto, una dilatación aneurismática o una malformación”, explicó.
Joaquín Fernando González expresó que “en un tratamiento tradicional en caso de un accidente cerebrovascular, ACV, se aplica un medicamento y se reza que sea suficiente para limpiar el trombo de la arteria, pero los estudios han demostrado que la terapia de la Trombectomía Mecánica es necesaria para extraerlo y que el paciente no quede discapacitado. Por eso, al entrar por la arteria radial ponemos un introductor, que es un tubo con más tubos pequeños por dentro y aspiramos con un catéter el trombo o con un Stent Retriever, similar a una malla, que envuelve y atrae al trombo”.
Las primeras cuatro horas son vitales cuando una persona sufre esta enfermedad, teniendo en cuenta que cada minuto cerca de dos millones de neuronas mueren a causa de la obstrucción y la discapacidad es mayor con el paso de las horas, teniendo en cuenta que varias zonas del cerebro dejan de recibir irrigación. Si no se trata, puede generar la muerte.
El tratamiento de este médico santandereano cobra aún más importancia teniendo en cuenta que este servicio se presta en el Hospital Universitario de Santander, HUS, a través de un convenio público-privado liderado por la organización Santander Medical Group. Esto ha permitido que en cerca de 10 años se hayan podido salvar a por lo menos 28 mil personas de Santander y del país, sin importar su condición socioeconómica.
Uno de los casos más recordados por el radiólogo es el de una mujer de San Gil que sufrió un ACV, perdió la conciencia y tuvo que ser trasladada de urgencia en un helicóptero hasta Bucaramanga. En 20 minutos llegó hasta el HUS y “entramos a través de su arteria radial, llegamos hasta la arteria cerebral media, sacamos el trombo y pudimos salvarla. Ella tuvo una recuperación absoluta y sin ningún tipo de secuela o discapacidad”.
En Bucaramanga solo hay tres instituciones que prestan este servicio y el ofrecido por el médico González es el único que se presta en la red pública de salud. Asimismo, en el país, hay cerca de 15 médicos que se han preparado en las subespecialidades de Radiología Intervencionista Periférica y Neurointervencionismo, con lo que Santander se privilegia con este tipo de tratamiento.
Para Joaquín González “cada vida salvada es un impulso para seguir trabajando, trasnochando y apasionándose por el tema. La alegría del médico es servir, ver a las personas recuperarse, para eso estudiamos y no para que nos llamen doctores”.
Los datos
La Trombectomía Mecánica también es usada para tratar a pacientes con infartos de miocardio, heridas con armas cortopunzantes y de fuego y personas que pueden perder miembros a causa de obstrucción.
Entre los síntomas más evidentes de un ACV son parálisis de una parte del rostro, visión borrosa, dificultad para hablar, incapacidad de mover un brazo o pierna y perdida de la coordinación motora.
