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Padre e hijo se ganan la vida pintando llantas en Bucaramanga: Un lujo a ‘suerte y pulso’

En Bucaramanga, padre e hijo trabajan cerca de 10 horas embelleciendo los vehículos.

Neder Suárez Rodríguez más conocido por sus clientes como ‘Mancuso’, lleva 37 años dándole al oficio de embellecer automóviles, un legado familiar que no quiere dejar morir.

Es uno de los pioneros del ‘pincel obrero’, un elemento particular de trabajo que le ha dado los créditos suficientes para ejercer la pintura.

Con mucha ‘suerte y pulso’ comenzó en el ‘tierrero’, una zona bien conocida de la Avenida Quebradaseca con carrera 12. Allí, su padre y tres hermanos emprendieron el camino que hoy, junto a su hijo Daniel Suárez Gallego, continúa.

“Soy pionero de este oficio. No es nada fácil, pero gracias a Dios esto me ha dado para sacar a mi familia adelante. En esta profesión se pintan rines, defensas, espejos, accesorios de los vehículos y muchos más elementos, pero sobre todo las llantas, siendo un trabajo arduo y de mucha dedicación”, dice Suárez Rodríguez.

Tener buenas pinturas que resistan al sol y el agua es uno de los secretos, pero el mayor de todo es el elemento con el que las pintan.

“La colilla del cigarrillo es la materia prima. Uno cuida la ‘colillita’ para más o menos 15 o 20 pintadas, eso va en uno. Igual tengo una para cada color, pero la blanca es la de todo el día”, dice ‘Mancuso’, un apodo que lo colocaron los taxistas.

Vive en el barrio Los Príncipes de Floridablanca, llega todos los días a las 7:00 de la mañana al sector de San Francisco y ubica sus pinturas a la espera de los clientes, muchos de ellos, los del ‘poder amarillo’ que recorren la ciudad.

Un ‘proyecto’ familiar

Varios de sus hermanos pintan llantas, unos en Piedecuesta y otro en San Gil. Seis, de los once que fueron, conocieron del oficio y se ‘montaron’ en el arte de la pintura.

“De muy pequeño estudié, pero no tuve recursos para seguir. Este arte lo aprendí de familia, me gustó, amo lo que hago; en una ocasión hasta lavé carros, pero pues la familia es lo más importante y estar al cuidado de mis padres, y ahora de mi hogar, vi en este trabajo algo fundamental para salir adelante”, comenta.

Hoy, Neder es el guía de su hijo Daniel. Los dos laboran y se ganan el sustento siendo creativos en su ‘taller’, un espacio de la vía que desde hace años lo tomaron para trabajar y que se sienten agradecidos con cada cliente que llega.

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