Los vecinos se ‘pusieron la 10’ e iniciaron los trabajos de limpieza en el puente que comunica a estos dos barrios.
Néstor Bohóquez, residente y ambientalista, explicó que la falta de cultura ciudadana estaba convirtiendo la orilla de la quebrada Zapamanga en un botadero de desechos y escombros, generando así malos olores e inconformidad en los habitantes.
A su vez, por falta de una malla que encerrara el puente, los habitantes de calle destinaban este espacio para el refugio y consumo de sustancias alucinógenas.
“Esto se convirtió en un foco de inseguridad por las noches. Detrás del salón comunal era zona de consumo”.
Por esa razón se llevó a cabo la recuperación del enmallado, podaron las zonas verdes y hasta adecuaron el parque Los Traviesos, para el disfrute de los más pequeños del sector.
¿Qué los motivó?
La iniciativa nació en diciembre del año anterior, cuando ganaron un concurso con la ESSA, por la mejor decoración navideña en los parques.
“Nos dimos cuenta que hay un flajelos críticos en nuestros barrios y que la única manera de combatirlos es uniéndonos en comunidad”.
De esta forma, y con sus propios recursos, han desarrollado jornadas de limpieza y adecuación de puntos que se consideraban “perdidos”.
Hay más intervenciones
Las obras no terminan aquí. Los residentes tienen programado “echar cemento al pedacito” que une Molinos Bajos con Ciudad Valencia, ya que todas las mañanas los adultos mayores cruzan este corredor invadido por raíces, las cuales han causado caídas en estas personas.
Ahora planean, además, incluir cámaras de seguridad sobre la carrera 14 entre 16 y 19 para combatir la inseguridad. En hora buena por la tranquilidad de todos.
