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Toque de queda sirvió para disminuir la delincuencia en Bucaramanga

Según la Gerencia Seccional de la Estrategia AntiCOVID-19, el toque de queda ha servido para reducir la delincuencia y para evitar las aglomeraciones nocturnas.

Además de garantizar una disminución en las aglomeraciones y frenar un tanto la indisciplina ciudadana en materia de medidas de bioseguridad, el toque de queda sí ha logrado disminuir las riñas y los actos delictivos.

Así lo confirmó la Policía Metropolitana de Bucaramanga, Mebuc, al comparar las estadísticas de riñas y los actos delincuenciales ocurridos en las semanas en las que no regía la medida y las dos últimas, cuando se reactivó tal restricción tras la sugerencia del Puesto de Mando Unificado, PMU.

Para mencionar solo unas cuantas cifras, entre el 25 de mayo y el 9 de junio pasados, cuando no había ni toque de queda ni ley seca, se evidenciaron 155 personas con lesiones comunes tras las riñas. En cambio, en las semanas siguientes del 10 al 24 de junio pasados, cuando se reactivó la medida, tales lesiones bajaron a 96; es decir, la reducción fue del 38%.

De igual forma, los homicidios pasaron de cinco asesinatos, a tres; mientras que las peleas callejeras tuvieron una reducción del 26%.

A juicio de Luis Felipe González Castro, gerente de la Estrategia AntiCOVID-19, “es importante resaltar que el regreso del toque de queda representa una herramienta clave, no solo para tratar de reducir la velocidad del virus, sino para bajar los actos de intolerancia”.

Y recalcó que, teniendo en cuenta estos importantes porcentajes de reducción de la delincuencia, “los alcaldes del área deberían insistir en recrudecer la restricción, dado el actual aumento de casos y de muertes por la COVID-19 en Bucaramanga”.

“La progresiva flexibilización de las exigencias por parte de las autoridades gubernamentales, así como una menor implementación de las medidas de bioseguridad a lo largo y ancho del Departamento -principalmente el uso inadecuado del tapabocas y falencias en el distanciamiento social-, están llevando a una creciente vertiginosa del número de contagios y de ocupaciones de camas que nos tienen al borde de un colapso del sistema sanitario”.

“Además, tras las brigadas de vacunación, de alguna forma la gente se ha relajado y ya casi no respeta el aislamiento. Así las cosas, hay que ser muy cuidadosos, sobre todo en este momento crucial por el que atravesamos, cuando la pandemia sigue cobrando vidas”, puntualizó.

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