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El superhéroe que le quita el hambre a los niños de asentamientos humanos, en Floridablanca

En el barrio Suratoque levantó un comedor comunitario, que hasta el sol de hoy, suple las necesidades alimentarias de, al menos, 85 niños.

La angustia de no saber si mañana habrá un plato servido en la pequeña mesita de la casa, y la tristeza de que esa comida no sea suficiente para que el estómago se sienta satisfecho, son las dos emociones que han conmovido el corazón de Alexis Salazar.

Este buena papa, en compañía de su mano derecha, María Fernanda Oviedo, se propuso eliminar esas preocupaciones que deben estar lejos de la mente de un niño.

Fue así como desde el 2009, conformó su propia fundación: Divino Salvador.

En el barrio Suratoque levantó un comedor comunitario, que hasta el sol de hoy, suple las necesidades alimentarias de, al menos, 85 niños.

Este sector, ubicado en las laderas de la Transversal Oriental, atraviesa todos los problemas sociales del desamparo de las personas que viven en medio de la pobreza.

Esta fue la razón que llevó a esta fundación a posicionarse en este sitio y cumplir ese rol de círculo de apoyo, que madres y padres carecen.

Apadrina un niño

Bajo esta iniciativa, la fundación creó una estrategia para financiar el almuerzo de estos niños.

“Entonces buscamos que los colaboradores apadrinen el almuerzo de un niño. Con este dinero podemos costear estas buenas obras y garantizar la comida de los menores de edad”, añadió Alexis Salazar.

Así las cosas, esta fundación ha evaluado la necesidad de cada familia para priorizar su bienestar.

“Nosotros recibimos el llamado de las personas que necesitan este apoyo alimentario. Con los fondos que obtenemos hemos podido cubrir las necesidades de más de 80 niños”, explicó.

Un recorrido pastoral

Otra de las buenas obras que esta fundación realiza es la de visitar las familias que tienen alguna persona enferma, o que necesitan apoyo económico para atravesar una situación difícil.

“Nosotros los vistamos, evaluamos que podemos hacer por ellos y extendemos nuestra ayuda”, dijo Salazar.

Estos recorridos los realizan un sábado por mes.

Mientras que el restaurante comunitario se mantiene abierto durante la semana.

Además de alimentar la ‘barriguita’ de los más pequeños, esta organización sin ánimo de lucro, también está llevando a cabo una escuelita de arte, música y dibujo para que los niños de este sector aprendan un oficio.

“Con el apoyo de los voluntarios, estamos levantando también una sede para esta escuelita”, aclaró el buena papa.

Actualmente, los niños reciben esta clases los martes y los viernes. Talleristas se han ofrecido a ayudar a estos pequeños en su proceso de aprendizaje.

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