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Estudiantes de Guacamayo, Santander, cultivan granadillas y sueñan con exportarlas

Con el apoyo de docentes y padres de familia, y una asesoría profesional, 33 estudiantes de seis escuelas rurales participan en el cultivo de la granadilla en el sur de Santander.

Tras un año de trabajos, estudiantes de primaria del Instituto Técnico Agropecuario de Guacamayo están a punto de recoger la primera cosecha de granadillas, un proyecto desarrollado en las seis pequeñas sedes rurales de la institución.

Una de las líderes del proceso es la docente Elida María González Uribe, quien contó cómo a partir de este ejercicio han logrado integrar diferentes áreas del aprendizaje, vinculando además a los padres de familia de los 33 menores que hacen parte de las sedes.

Con la asesoría de un ingeniero contratado por el colegio, estudiantes, docentes y padres de familia empezaron con la preparación del terreno y todo lo necesario para la siembra en los primeros meses de 2022 y en abril sembraron las primeras plantas.

En la sede de la vereda Ojo de Agua, en donde está González, hay 126 plantas sembradas y en total, teniendo en cuenta a las 6 escuelas, suman 300 plantas, que están floreciendo gracias a la mano de obra puesta por los padres de familia, el cuidado diario de los estudiantes y los insumos comprados por los docentes, ante la falta de apoyo de las autoridades municipales.

La docente explicó que como parte de proceso los menores llevan desde sus casas cáscaras de alimentos, cenizas y otros insumos que se usan para preparar abonos orgánicos en las composteras creadas en las escuelas.

Un gran objetivo

El sueño de la comunidad educativa es que con este proyecto logren desarrollar un producto de talla exportadora, pero entienden que para eso aún hace falta mucho trabajo.

El primer paso es lograr que los productores del municipio se le midan a esta fruta, algo que según dijo González ya está sucediendo. “Al menos tres familias ya nos dijeron que lo iban a intentar” precisó, recordando que al principio todos les decían que eso no iba a funcionar.

Esta semana tuvieron el primer acercamiento con un productor de otro municipio que ya llevó sus granadillas al exterior y quien los va guiar en el proceso de mercadeo.

Otro sueño es pasar a la transformación de la fruta, convirtiéndola en dulces, yogurt, mermelada o productos de belleza bajo su propia marca. “Necesitamos conseguir un convenio con alguna universidad o empresa que desee apoyar la iniciativa que traerá progreso y por lo tanto mejores condiciones de vida para nuestra comunidad”, precisó González.

Una cosecha transversal

El cultivo de granadillas, con el que además se busca la autosostenibilidad de las escuelas, sirvió para poner en práctica la transversalidad educativa.

González explicó que con los cultivos como referencias se hacen ejercicios matemáticos, mediciones de volumen y hasta para hacer ejercicio de poesías, coplas y escritura han servido. Los menores llevan un anecdotario en donde escriben sus historias con la cosecha de granadilla.

Además, pensar en potenciar el cultivo ayudó para que en las clases se empezará a hablar de educación financiera.

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