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En Bucaramanga hay una cafetería móvil, que da energía con un panel solar

Una historia de buen café, es este emprendimiento de Luis Alberto Corzo, un bumangués, que junto a su esposa, recorren el sector de Quebradaseca repartiendo la mejor merienda.

No es ni Valdez, ni tampoco trabajó en una multinacional, y mucho menos conoce de cultivos y aromas de café.


Su nombre es Luis Alberto Corzo, un ‘astuto’ bumangués, inventor de este móvil, que le lleva el café, tinto o el expreso cremoso, a todos sus clientes, sin salir de casa.


El ‘cafeto’ como lo llama, es el fabricante del ‘capuchino criollo’, tomado por chatarreros, conductores, mecánicos y gente del común, que a diario se ubica en el sector de Quebradaseca, en Bucaramanga.


Su ingenio y las ganas de salir adelante, junto a su esposa -quien es la mano de recha del negocio- le tomaron la medida y con mucha responsabilidad, son los dueños de este proyecto apetitoso, que recorre ciertas vías de los barrios Girardot, Gaitán y El Centro de la ciudad.


Y es gracias a los rayos del sol, que lo ‘iluminan’ en todas sus jornadas, para que el día sea bastante productivo.

El proyecto solar

Hace dos meses vio por Internet este mecanismo de trabajo que le causó curiosidad y lo llevó a la realidad.
Se trata de una cafetería móvil, que da energía con un panel solar.


Él, con todo su ingenio, la adaptó y le colocó la cafetera y otros elementos que hacen de este ‘carrito’ su herramienta de trabajo.


“Mucha gente se queda observando, y les explico. Acá me llegan porque tiene hambre, consumen lo que hay en el calentador, pero el gusto está en la máquina de hacer café y el sistema como opera.

Yo les digo que es un panel solar, donde no necesito corriente de ningún otro lado, que no sea de los rayos de arriba”, dice Corzo.


Este ‘carro alimentador’ cuenta con nevera, máquina de hacer capuchino, calentador, una registradora y muchos más elementos que son parte del proyecto de Luis Alberto.

“Todo el vehículo cuesta cerca de 12 millones de pesos, sólo el panel tiene una inversión de $3 millones, pero es algo innovador y que tanto en la mañana, como en la tarde, se coloca a producir”, comenta.


Empanadas de cinco sabores, limonada, pasteles de pollo, hojaldras, amasijos y todo lo relacionado con el café lo encuentra allí.

“Acá no se mira estrato y hay para todos. La gente ya lo busca a uno y hay que darle al cliente buenos productos para que todo sea rentable. Lo importante es vender un producto de calidad, para que el cliente vuelva, o en este caso, le compre nuevamente”.


Luis Alberto Corzo aunque vive en Piedecuesta, todos los días se levanta a las 2:00 de la mañana y se dirige a Quebradaseca para equipar su vehículo.
Hoy, quien era conocido como un vendedor de lujos en el municipio ‘garrotero’, ahora tiene su propio negocio, muy cremoso y con aroma de emprendimiento.

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