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Aumentaron los casos de desnutrición aguda en niños en Santander ¿Qué se está haciendo?

Una situación ambivalente en términos de nutrición ocurre en Santander, advierte la investigadora Diana Tiga. Mientras que 9 de cada 100 niños nacen con peso por debajo de los 2.500 gramos, el 60 % de la población del departamento tiene obesidad o sobrepeso.

Cerca del 9% de los niños que nacen en Santander no alcanzan a pesar 2.500 gramos; a esa condición se suma que durante el 2022 se reportaron 501 casos de desnutrición aguda en menores de cinco años, una cifra que no se había alcanzado antes en los informes del Instituto Nacional de Salud (INS).

Además de esa radiografía del hambre en Santander, existe un panorama de desequilibrio claro en donde más de la mitad de la población que vive en el departamento padece de sobrepeso u obesidad. Así lo señaló recientemente la epidemióloga e investigadora de la Universidad de Santander, Udes, Diana Carolina Tiga Loza, en la firma del pacto ‘Santander, territorio libre de hambre’.

La experta hace parte de un grupo de investigadores de esa universidad que esperan consolidar un diagnóstico de los sistemas de alimentación en el departamento antes de finalizar este año y trazar una hoja de ruta para mejorar la situación de seguridad alimentaria en Santander.

Alarma el panorama de desnutrición infantil

En el panorama a nivel nacional, las cifras hablan por sí solas: de 15.897 casos reportados en 2021, pasaron a ser 21.337 para el 2022, de acuerdo con los informes del INS. Esa situación del orden nacional representó un incremento del 34,2 %, una cifra que no había sido reportada ni el año previo a la pandemia, 2019, en el que se registraron 16.978 casos.

En el caso de Santander se evidenciaron cifras inusitadas en la cantidad de casos en los últimos años, de acuerdo con el reporte entregado por el INS hasta la última semana del 2022. Ese aumento, comentó la epidemióloga, advierte un panorama “grave” para el departamento, ya que hay un incremento del 51.8 %, con 501 casos en el reporte frente al 2021, fecha en la que se reportaron 330 menores en esta condición.

Como lo advierte el mismo INS, cuando se habla de desnutrición aguda se trata de los casos más graves, que alteran todos los procesos de crecimiento de los menores, además de aumentar nueve veces más la probabilidad de muerte para esta población en comparación con los menores que crecen en condiciones habituales.

“Puede tratarse de un rezago producto de la pandemia (por COVID-19)”, explica la experta Tiga Loza como uno de los factores que llevaron al crecimiento en los casos de desnutrición en la población infantil del departamento, sumado a ese factor, está el aumento del costo de vida y el impacto que trae esa situación.

¿Por qué se habla de condición ambivalente?

Para la epidemióloga Tiga Loza, son varios los factores que inciden en esa revisión en la que se documenta lo que está ocurriendo cuando se hablan de condiciones de desnutrición, en aumento en algunos niños y sobrepeso y obesidad en más de la mitad de los habitantes del departamento.

“Se está presentando (en Santander) un problema de doble carga, en el que hay personas con exceso de peso y, a la vez, con desnutrición. Esta situación aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes e hipertensión”, dice la investigadora Tiga Loza, quien agrega que son múltiples las causas por las que se presenta esta situación.

Un factor que incide es la mala alimentación, apunta la experta. Es la dificultad que tiene el 34 % de la población en el departamento para acceder todos los días a alimentos ricos en nutrientes como frutas y verduras, según cifras reveladas por el Banco de Alimentos de Colombia, Abaco. Es un hecho que limita la dieta de esas personas de menores recursos y, por ello, la calidad de alimentos que consume.

“El bajo poder adquisitivo lleva a las personas a comprar los alimentos más económicos y que más llenan”, precisa Tiga Loza sobre una de las causas de la malnutrición.

No obstante, agrega la experta, hay otra situación importante que tiene que ver en esa condición dual de desnutrición y sobrepeso: la educación.

Ese punto, añade la académica, tiene que ver con la formación y costumbres por parte de las personas que cuentan con el dinero para comprar alimentos saludables, pero prefieren comprar otro tipo de productos ya sea por tradición o por presión.

“Terminamos comprando alimentos de gran índice glucémico, eso significa que son alimentos que suben el azúcar en sangre. Ante ese exceso, el cuerpo lo guarda como grasa y eso hace que las personas generen resistencia a la insulina y aumenten de peso”, señala la experta, quien añade que otro punto trascendental es la información que reciben los ciudadanos a través de los medios masivos de comunicación y el alcance que tiene esto para formar hábitos en los ciudadanos.

Documentar la situación en Santander

En ese sentido y ante las cifras sueltas y desperdigadas que existen sobre la seguridad alimentaria en el departamento, investigadores de la Udes, entre ellos la epidemióloga Tiga Loza, trabajan para consolidar un diagnóstico y una hoja ruta para los sistemas de nutrición en Santander. Lo anterior, a partir del enfoque Folu, una coalición internacional que busca lograr la soberanía alimentaria.

Esta iniciativa, que ya ha sido desarrollada en Antioquia, Quindío y Valle del Cauca, permite conocer el panorama a nivel departamental para focalizar así los proyectos y estrategias para lograr la soberanía alimentaria y el uso de suelo adecuad.

Según comentó la investigadora, existe un alto porcentaje de la tierra del departamento que no se está utilizando de manera idónea. Esto se suma a que Santander es uno de los cuatro departamentos que más desperdicia alimentos en el país.

“La tercera parte de nuestros alimentos (en Santander) se pierden”, agregó la investigadora Tiga Loza. Se espera que dicho diagnóstico esté listo antes de finalizar el 2023.

¿Qué responde la Gobernación?

Ante el incremento de casos de desnutrición aguda en menores de cinco años, Vanguardia consultó a la Secretaría de Salud departamental para conocer qué labores se adelantan desde esa entidad frente a esta situación. De acuerdo con la información suministrada por ese despacho, Chipatá y Onzaga, con 0,04 casos por cada 100 niños menores de 5 años, son los municipios con mayor incidencia por esta enfermedad. Asimismo, según esa entidad, Bucaramanga con el 21 % de los casos, seguido por Piedecuesta con el 14 % y Girón con el 9 %, son los tres municipios en los que se reportan mayor cantidad casos.

Según indicaron desde esta secretaría, desde 2021 se formuló el Plan Departamental de Seguridad Alimentaria y Nutricional , Pdsan, como una estrategia para contrarrestar la situación de hambre ampliada por la pandemia.

“Dicho plan fue entregado a la Secretaría de Planeación departamental para que se adelantará un proyecto de ordenanza para su aprobación por parte de la Asamblea de Santander”, añadieron desde esa entidad.

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