Los pequeños comerciantes de casetas en Bucaramanga no sabe qué hacer con la inseguridad que azota desde hace meses el centro de la ciudad.
Los robos siguen sin dar tregua y los kioscos son ‘blanco’ de la delincuencia, que en las noches se toma el sector de las calles 35 y 36 para desvalijar los predios.
Según Helman Zúñiga, quien lleva vendiendo más de 40 años en la zona, los ladrones hacen de las suyas todas las noches y ya es un cuento repetitivo que ni las autoridades pueden controlar.
“El cambio de casetas que la Alcaldía hizo de lámina a aluminio le dio al ladrón un incentivo para robar. Son muy bonitas pero inseguras”.
“La llegada de tanto extranjero nos preocupa porque se vienen en ‘manada’ a atacarnos. A mí me han robado más de 10 veces y las autoridades no hacen nada”, comenta este vendedor de agua, gaseosa, periódicos y otros productos.
Estas casetas metálicas, algunas de ellas ubicadas en el separador de la calle 36, entre las carreras 15 y 22, y otras en el sector de la Diagonal 15, son un punto de referencia en el comercio de la ciudad, pero ante la inseguridad, muchos comerciantes no han seguido por los constantes robos.
“Los delincuentes han hurtado especialmente las aletas o aleros de las casetas que son de aluminio, material que es apreciado por algunas bandas que lo venden en el ‘mercado negro’ como chatarra en algunos lugares de la ciudad. A veces hasta dejan los productos que hay por dentro y se llevan lo más valioso”, comenta un comerciante de la zona.
