Un grupo de ambientalistas y representantes del sector turístico del municipio han alertado sobre los extraños cambios del afluente. Un video tomado el pasado martes dejó al descubierto, una vez más, cómo las aguas que deberían ser transparentes adquieren un color blanco. La comunidad asegura que se trata de la arena proveniente de las mineras que se encuentran en lo alto de la montaña.
Lilly Mosh, artista, ambientalista y empresaria del gremio hotelero, afirma que esta situación ha sido recurrente, al menos desde el año pasado. «Nos preocupamos por el cuidado del río. Nos pareció raro que en días de temporada seca veíamos el río blanco».
La mujer explica que como promotores turísticos han estado atentos al clima de la región para recomendar a sus clientes cuáles son las mejores épocas para disfrutar de este paisaje. De esta forma notaron que algo estaba mal, pues no es normal que en días soleados la quebrada se encuentre sucia.
«Históricamente, Pescaderito se crece en temporada de lluvias, todos lo saben, sobre todo los campesinos que llevan muchos años en la zona. Cuando eso ocurre, el agua se vuelve café por la tierra. Se crecen todas las quebradas aledañas», comenta.
Mosh asegura que le que se volvió a ver el martes no se trataría de un fenómeno natural, sino contaminación por la industria minera instalada en la vereda Irapire, pues en el municipio ha predominado el tiempo seco desde hace dos semanas. «No hemos visto aguaceros. Pero encontramos el río blanco y arenoso. No se trata de una creciente, por-que no es tierra y no hay palos no hojarasca. Es totalmente diferente».
Por esta razón, pidieron que las autoridades ambientales investiguen a las empresas mineras próximas al afluente. «En la zona de arriba hay una mina de piedra. Quienes saben del tema aseguran que al lavar la piedra van sacando arena. Hay momentos en que sacan grandes cantidades de arena que resulta en el río».
Además, la denunciante cuenta que hace tiempo han informado sobre esta situación a la Corporación Autónoma Regional de Santander, CAS, y a la Alcaldía de Curití.
«¿Qué pasa? Es lo que todos nos preguntamos. La CAS dice que fue, miró y que todo está bien. Pero otra cosa es lo que vemos. Esta situación ocurre varias veces en el mes», lamenta Mosh.
En inmediaciones del lugar existe otro afluente llamado El Tambor. Pese a estar en la misma zona, sus aguas limpias corren sin problema. Esto sería otro indicio de que la afectación en Pescaderito no se trata de un ciclo natural, pues de lo contrario las aguas de El Tambor también estarían turbias.
«Lo que creemos es que al río le están descargando un montón de arena. Se han hecho marchas frente a la CAS, pero solo van y hacen una visita», recalca la ambientalista.
Afectación al turismo
Uno de los balnearios más famosos de Santander es Pescaderito, ubicado a dos kilómetros y medio del casco urbano de Curití. El lugar ha sido el ideal para miles de personas que han disfrutado paseos con familia y amigos, que aprovechan este escenario natural para sumergirse en sus pozos y compartir sancochos o asados a sus orillas. Los más osados incluso se quedan a acampar en la zona.
No obstante, la afectación en las aguas del río puede frenar el turismo, sector económico de por sí ya afectado por las consecuencias de la pandemia del COVID-19.
Lilly Mosh afirma que el gremio ha hecho grandes esfuerzos por recuperarse, tras varios meses de restricciones. «Los turistas vienen enamorados de los pozos azules que ven en las fotos de internet y se encuentran con ese terrible panorama. ¿Qué recuerdos se van a llevar? ¿Qué le van a contar a sus amigos? ¿Recomendarán volver a este lugar?», se pregunta.
La empresaria, que retornó a Curití hace 10 años, agrega que «nos está perjudicando el ecosistema, el paisaje y el turismo, lo que afecta nuestros bolsillos, porque Curití es principalmente un pueblo turístico».
Además de la afectación en el recurso hídrico, el sector denuncia el mal estado de la vía hacia el balneario. «Nos dejaron un elefante blanco, supuestamente iban a pavimentar hasta Pescaderito y a reconstruir un puente. Pero dejaron la obra a media y abandonada hace casi un año. La construcción quedó con unos chuzos expuestos. Dejaron un celador que cuida el material, pero no hay obreros desde hace meses. Esto hace que la entrada al primer pozo se vea tenaz».
Este viernes la CAS anunció que hizo presencia nuevamente en la mina en donde profesionales de la Regional Guanentina de la CAS, habían realizado en días anteriores una visita ocular.
La nueva visita contó con acompañamiento de la Policía Nacional, Personería y funcionarios de la Alcaldía de Curití. «Se constató que la afectación ambiental a dos afluentes hídricos, se da por vertimientos por escorrentía directamente a estos puntos; también se observó tres tubos que conducen el agua de la parte superior sin ningún trata-miento».
En el desarrollo de esta labor se hizo un recorrido por la zona donde atraviesan las fuentes hídricas afectadas, evidenciando material de arena que llega hasta el parador turístico Pescaderito.
La Corporación Autónoma Regional de Santander, requirió la suspensión inmediata de toda actividad o intervención que afecte los cuerpos de agua existentes en el sitio donde funciona la mina.