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Galería: Las historias de la plaza de mercado de San Francisco

La plaza de San Francisco está casi completa. Además de las frutas, verduras y cárnicos frescos, se espera que para mayo vuelvan a funcionar sus restaurantes.

La plaza de mercado del barrio San Francisco es una de las plazas más icónicas de Bucaramanga.

Nelly Caicedo cumple más de 40 años trabajando y vendiendo el Q’hubo en el puesto 66 y 67. /FOTOS Y REDACCIÓN: FELIPE JAIMES LAGOS.

Allí operó el primer centro de abastos de la ciudad y hoy es un importante eje de comercio que se está reponiendo de un nefasto retraso en las obras de modernización de sus cocinas y baños. 

Un legado de tres generaciones es el de Gustavo, Armando y Felipe Rueda son la familia más antigua en la plaza.

Aunque sean días duros para casi 100 personas que dependían económicamente del funcionamiento de los 11 restaurantes del recinto, por sus pasillos se respira un buen ambiente entre los  ‘plazeros’ que mantienen vivo el legado de seis décadas de trabajo arduo.

 La excelente calidad y variedad de los productos que allí se ofrecen ha hecho que sus puertas nunca se hayan cerrado ni por  7.185 mil millones de pesos.

Stella Araque y Leidy Garrido representan los rostros de30 familias que no han podido trabajar debido a las reformas.
Karina Gualdrón lleva 20 años en la plaza con su puesto fruta fresca proveniente de Lebrija.

Ya que en el honrado oficio de los más de 900 comerciantes que aquí ‘camellan’, se puede visualizar el verdadero significado de seguir adelante y ni un paso atrás. 

Julieth Cáceres acumula 12 años con su puesto de mojarra, bocachico, bagre y mariscos.
Kelly Jaimes le tiene gran variedad de quesos y dulces en su chacurtería.
Las empanadas de Stella Díaz son reconocidas por todo el que visita la plaza de mercado.
A pesar de su juventud, Nikol Jaimes es toda una experta en las hierbas que usted busca para los ‘menjurges’.
Germán Jaimes le vende tanto la fruta fresca como las pulpas para preparar el jugo.
Celina Romero le trae la papa y la yuca desde Tierra Alta, Córdoba.
Los frutos secos, condimentos y víveres hacen parte del negocio familiar que atiende Sebastián Durán.
El picante y los encurtidos son obra y arte de Luis Jesús Ramírez, con 45 años de ‘camello’ honesto.
El mango de Martha Centenoademás de colorido tiene unh sabor dulce así como la atención que recibe.
Además de ofrecer verduras, frutas y tuberculos, Jose Hilario Padilla también es el líder que trabaja por los ‘plazeros’.
La yuca bien blandita la encuentra en el puesto de Robinson y Gustavo Alarcón.
Hace 44 años que María Teresa Gómez comercializa el cabro y la pepitoria más sabrosa.

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