Lizeth Pereira Zamudio y Carlos Andrés Carvajal Blanco son una pareja que desde muy ‘biches’ decidieron dar rienda suelta a su deseo de emprender.
No obstante, la idea de Carlos era montar un local de equipos de cómputo en Santa Marta en 2016. El préstamo ya estaba aprobado e incluso había un local que les robaba el sueño.
Pero, como capricho del destino, los papeles para obtener el espacio que albergaría tintas, impresoras y demás, no fueron aprobados.
Con una buena cantidad de millones que en cuestión de tiempo se convertirían en deudas e intereses, el abogado de la relación sintió la presión del momento y le manifestó a su pareja: “tenemos que inventarnos algo”. Ese invento fue Mangliz.
El frapé biche
Lizeth entonces le apostó al auge de un clásico de la gastronomía urbana bumanguesa: el mango biche.
Presente en los parques, presente en los colegios y presente en algunas plazas de mercado, ¿por qué no llevarlo a los centros comerciales de la ciudad?
Bajo esa premisa los 40 millones de pesos que les prestó el banco se materializaron en dos puntos de venta, ubicados en el Centro Comercial Gratamira y el Centro Comercial Acrópolis.
El 7 de mayo de 2016, aquel sabor ácido del biche se convirtió en un frapé al alcance de cualquier curioso que escuchara el ruido de la licuadora de la mamá de Carlos.
“Aunque habíamos emprendido, teníamos empleos a parte y cada uno estaba terminando sus estudios. Entonces hasta la noche íbamos al local a cerrarlo y la hora de la comida era hasta las 10 de la noche” cuenta Pereira.
Expansión metropolitana
Poco a poco, el proyecto de nombre Mangliz, iba ganando clientes y con más de un para de meses su receta refrescante llegó hasta la novedad de aquel momento, el centro comercial Cacique. Y a un año de abrir sus puertas en Bucaramanga, se sumaron a los atractivos del centro comercial De La Cuesta en mayo de 2017.
La sede de Gratamira cerró sus puertas, pero la pareja se abrió paso a su cuarta sede en el centro comercial La Florida.
De este modo sólo les queda pendiente su presencia en Girón, planes que “ya vemos en un futuro cercano, porque queremos tener presencia en todos los municipios” revela la madre del proyecto.
¿Mango y tamarindo?
El más reciente descubrimiento de Carlos y Lizeth es lo refrescante de la soda con el toque particular del tamarindo que acompaña a la ya exitosa fórmula del granizado biche.
Ellos le apostaron que su materia prima proveniente de la central de abastos se combine con la fruta proveniente de la costa caribe colombiana. Su entusiasmo por ser pioneros en todo lo que hagan los ha llevado a combinar sus ideas en múltiples recetas que incluso han visto posteriormente en otros locales.
Y aunque “es curioso ver cómo hasta el nombre de nosotros aparece en uno que otro producto ajeno, lo tomamos a modo de motivación de que algo estamos haciendo bien” comenta tanto Lizeth, la dura del mango, como Carlos, el duro del mango.
Le ponen el ‘mango’ a lo que hacen
El producto estrella de la pareja y con el que inició todo fue el frappé de mango biche, cuyo costo es de 6 mil pesos y además este batido helado puede acompañarse con distintos acompañantes como sal, pimienta, leche condensada, arequipe, limón o el picante del tajín.
Al éxito de su batido, se le sumó el ‘tirimango’ una presentación de la ácida fruta en finas tiras que se consumen con tenedor y que satisface a quienes son fanáticos de la textura característica de la fruta.
La pareja experimentó con el dulzor de la piña y decidió que sería el envase perfecto para su coctel estrella, el cual a la vista parece una piña colada, pero al probarlo se siente más como un batido frutal que goza de puntos ácidos y dulces.