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Neovagina: el procedimiento médico que cambia la vida de mujeres en Santander

Se calcula que una de cada 5.000 mujeres en el mundo nace sin canal vaginal y ausencia de útero. El Hospital Internacional de Colombia, HIC, es pionero en la región en la implementación del procedimiento laparoscópico llamado neovagina.

Gracias a los avances logrados por el Hospital Internacional de Colombia, HIC, en Santander ya es una realidad el procedimiento médico denominado por los expertos como neovagina.

En Bucaramanga, el Hospital Internacional de Colombia fue el primero en realizar esta cirugía, que utiliza un dispositivo de tracción para crear un canal vaginal.

La ausencia de menstruación durante la adolescencia es un signo de alerta para identificar el síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser.

Esta afección, de acuerdo con lo explicado por la ciencia, se caracteriza por la ausencia parcial o total del útero y el canal vaginal, lo que puede llevar a problemas durante la menstruación y las relaciones íntimas.

Se estima que una de cada 5.000 mujeres en el mundo nace sin canal vaginal y ausencia de útero.

Para aquellas mujeres que sufren esta anomalía congénita existe un procedimiento conocido como neovagina, una intervención quirúrgica que puede generar importantes mejoras en la calidad de vida de las pacientes.

Antonio Gómez Serrano, ginecólogo y cirujano de piso pélvico del HIC, explicó que “este procedimiento laparoscópico implica la creación de un espacio vaginal, utilizando un dispositivo especial que se implanta, logrando una longitud ideal en sus canales vaginales”.

Los detalles de este novedoso procedimiento

De acuerdo con lo explicado por el hospital, la cirugía de neovagina implica conectar tres esferas con un hilo, que se enlaza a un elemento llamado baritensor. Este dispositivo se coloca externamente sobre el pubis y funciona como una especie de polea.

Durante la introducción de las esferas, de aproximadamente cuatro centímetros, se utiliza una herramienta para crear espacio vaginal, permitiendo que las esferas se conecten de forma interna con las hebras del baritensor.

Una vez unidas, el dispositivo permanece en su lugar. En los días posteriores al procedimiento, se inicia un proceso de tracción.

“Desde el baritensor, aplicamos tracción ajustando las cuerdas sobre el vientre, permitiendo que las esferas instaladas en el canal vaginal suban gradualmente. En un plazo de 8 a 12 días, se logra la longitud deseada”, explicó Gómez Serrano.

Dado que este procedimiento se lleva a cabo por medio de laparoscopia, se reducen al máximo los riesgo de posibles afectaciones contra el área intervenida.

Wilmer Rivero, urólogo y jefe del servicio de urología del HIC, informó que esta intervención se introduce el laparoscopio a través de la cavidad abdominal para visualizar el recto y la vejiga, asegurando su protección durante el desarrollo del nuevo canal vaginal”.

En la mayoría de las mujeres la longitud de la vagina alcanza entre 7 y 9 centímetros, pero en aquellas que padecen del síndrome de Mayer-Rokitansky pueden tener entre 0 y 1 centímetro.

“El proceso de tracción, ajustado diariamente, posibilita que esta nueva cavidad vaginal alcance una longitud cercana e incluso mayor a la habitual”, resaltó el hospital.

Hasta la fecha el HIC ha realizado dos procedimientos de este tipo, con resultados exitosos para las pacientes.

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