El amor de su padre hacia el café, llevó a que el santandereano Gonzalo Mancilla Díaz. soñara en grande; que ampliara su visión en el ámbito profesional, empresarial, y sin lugar a dudas, en el familiar.
Parece que por las venas de este joven de 31 años corriera ‘tinto’, pues el trabajo con el tema del café es prácticamente su vida y a lo que se dedica también junto a su esposa, Diana Buitrago.
Actualmente, Gonzalo es uno de los entrenadores autorizados, a nivel mundial, para quienes quieren hacer inmersión en el mundo del café. Además, cultivan el grano en la finca de su papá ubicada en la Vereda Guamo Pequeño, en Piedecuesta, y hasta creó una empresa en donde distribuyen el producto final del grano, venden elementos con todo lo relacionado a este mundo… y van por mucho más.
“Con mi papá empezamos a cultivar café en el 2009. Luego, en 2011, le compré a él la primera cosecha. Empezamos a procesar y así arrancamos. Fundé en 2012 la empresa, que se llama San Fernando Coffee and Farm SAS y poco a poco, trabajando con mucho entusiasmo con el apoyo de mi familia, hemos podido consolidar este negocio que ya fue certificado por el Invima”.
Educación cafetera
Su labor ha recorrido continentes. Ha estado en Europa, Centroamérica, Latinoamérica, y en cada ciudad ha dejado su huella como conocedor del café, ese ‘oro rojo’ que caracteriza a Colombia.
Trabaja con la Asociación de Cafés Especiales, SCA, la más alta entidad a nivel mundial que forma a quienes desean trabajar en el mundo cafetero y al día de hoy realiza capacitaciones a quienes ya tienen negocio cafetero o quieren incursionar en él.
“Con mi esposa, quien es Contadora Pública, estamos trabajando en crear una escuela para estos entrenamientos que son certificados por la SCA y que garantizan que se produzca café con los más altos estándares de calidad. Queremos que poco a poco se pueda ir cambiando la perspectiva del café en Santander”, dijo.
Apoyo a sus colegas
Mancilla Díaz agregó que aparte de educación, también quieren dar un valor agregado a los caficultores de la región. “Queremos pagar un poco más el café a quienes se dedican a la producción de cafés especiales. Hemos desarrollado algunos proyectos a pequeña escala para ayudar a los aliados, para garantizar que la producción en las fincas que provee el grano sea sostenible y ecológico”, precisó.
Su labor de entrenamiento ha sido tan constante y le apasiona tanto, que está en construcción un instituto con laboratorios especializados en aroma y sabor, donde se realizarán alianzas con entidades como el Sena para ofrecer este conocimiento a quienes quieran profesionalizarse.