Un embarazo llega a término a las 39 semanas. Un recién nacido sano puede pesar entre 2.000 y 4.000 gramos. Pero Luna nació cuando su mamá llegaba a la semana 25 de gestación y pesó tan solo 520 gramos.
Su sobrevivencia es catalogada como una de las más retadores en la historia de la institución, pues días antes de comenzar a vivir tuvo que trasladarse a otro país. Nubelys Ávila Guerrero viajó de Aruba a Colombia para dar a luz a su primera hija pues en ese país no estaban en la capacidad de atender un parto tan prematuro.
El avión ambulancia aterrizó en Bucaramanga el 31 de julio de 2022 y un día después Nubely dio a luz.
“Nosotros generalmente tenemos un límite de viabilidad de 26 semanas, pero asumimos a Luna (25 semanas) como un reto. Ellos llegaron de afuera buscando una ayuda y lo mínimo que podíamos hacer era ofrecérsela de forma ética, profesional y responsable”, aseguró Jorge Luis Alvarado Socarrás, coordinador de la Unidad de Cuidado Intensivo Neonatal.
La gestante había sido diagnosticada con preeclampsia, una condición que se caracteriza por el aumento de la presión arterial y afecta a diferentes órganos. Este trastorno puede generar complicaciones graves, incluso mortales, para la madre y el bebé.
“Empecé con un fuerte dolor en la boca del estómago que no me dejaba ni dormir. Cuando fui al hospital en Aruba me internaron, me explicaron lo que pasaba y me recomendaron adelantar el parto”, recordó.
Tres meses antes de lo proyectado, Nubelys se convirtió en madre. A las 4:13 de la tarde nació Luna Daniela Winterdal, con tan solo 520 gramos, un peso casi ocho veces inferior al que puede tener un recién nacido.
En ese momento, hasta una medalla de oro de los pasados Juegos Olímpicos (556 gramos) pesaba más que ella.
“Quedé como en shock cuando la vi. Yo decía ‘ay Dios mío, ¿esto salió de mí?’ Era muy pequeña, nunca había visto un bebé tan pequeño”, manifestó.
Aunque podía verla, Nubelys no podía cargarla pues Luna permanecía con ventilación mecánica en una incubadora, que proporciona un ambiente similar al del vientre para continuar con el desarrollo.
“Generalmente cuando un niño nace a las 25 semanas está expuesto a múltiples complicaciones, principalmente respiratorias. Ellos no son capaces de respirar por sí mismos y por ello todo lo que se haga en los primeros días tendrá una repercusión importante en el corto y largo plazo”, explica Alvarado.
A los 90 días del parto, Nubelys pudo tener por primera vez a su hija entre sus brazos. “¿Qué sentí? De todo. Me puse fría y lloré. Ella también estaba llorando, pero cuando la puse en mi pecho se quedó quietecita. Fue una sensación única”.
Madre e hija tuvieron que estar alejadas de su país por cerca de nueve meses, pues solo hasta mayo de 2023 la bebé fue dada de alta.
“Ella demostró ser una mamá tremendamente luchadora por su hija y estuvo siempre acompañada por un grupo de médicos, enfermeras y personal afín que dio todo de sí. Logramos sacar adelante a su bebé y ahora esperamos que tenga el mejor neurodesarrollo posible”, concluyó Alvarado.