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¡A sembrar de todo un poco en Piedecuesta!

En estos seis años, los campesinos de Piedecuesta han logrado diversificar sus huertas y prepararse para comercializar sus productos.

El observatorio rural campesino, que pertenece a la línea Ambiental Rural de la Corporación para el Desarrollo del Oriente (Compromiso), acompaña desde hace seis años a familias de siete veredas en Piedecuesta, en la construcción y el fortalecimiento de un modelo de economía campesina.

Cristales, La Loma, El Canelo, Bore, La Mata, Caneyes y Chorreras son las veredas de Piedecuesta que han hecho parte de esta iniciativa que busca que los campesinos de la zona diversifiquen sus productos y tengan su propia huerta con variedad de alimentos para el consumo familiar y el comercio.

“Surge en Piedecuesta a raíz de la dependencia en el monocultivo de la mora“, dice Tatiana Medina, trabajadora social del observatorio rural campesino, quien explica que además de los monocultivos de la mora que caracterizan a los suelos de Piedecuesta, factores como la agricultura industrializada y a gran escala han hecho que los modelos culturales de la economía campesina tradicional se pierdan con el tiempo.

Economía a pequeña escala

“Siempre la mano de obra se caracteriza porque es familiar y porque es una economía campesina para el autoconsumo y venta”, enfatiza Tatiana Medina, quien también aclara que este modelo de economía campesina tiene como objetivo principal que los campesinos de Piedecuesta permanezcan en su territorio, lo defiendan y se reconozcan como actores políticos, sociales y económicos.

Luego de seis años de reforzar los principios de economía campesina que históricamente han existido en el campo, surgió el comité de guardianes de semillas criollas. 15 o 20 campesinos que hacen parte del proceso de economía campesina se encargan de custodiar las semillas criollas, que se caracterizan por ser más resistentes, a pesar de que no sean igual de productivas. “Antes teníamos semillas híbridas, certificadas”, cuenta la trabajadora social, quien también enfatiza que este proceso es importante para que los campesinos no generen dependencia con solo un tipo de semillas.

La comercialización

Las familias que hacen parte de este proyecto de la Corporación Compromiso venden sus productos todos los domingos en la plaza campesina de Piedecuesta.

Por medio de comités en las veredas, los campesinos venden los productos de sus huertas sin intermediación a los consumidores.

“Ese compartir, no solo del producto sino del saber campesino. Que el consumidor también entienda cuál es la labor que tiene el campesino y valore ese proceso de comercialización”, resalta Medina sobre la importancia de recuperar la comercialización sin intermediarios.

El primer fin de semana de cada mes, los campesinos de Piedecuesta participan en el Centro Comercial Parque Caracolí para vender allí sus productos.

En estos seis años, los campesinos de Piedecuesta han logrado diversificar sus huertas y prepararse para comercializar sus productos. FOTO: SUMINISTRADA.

Institucionalidad popular

En este espacio, los campesinos de Piedecuesta aprenden a organizarse y reconocerse como grupo para tomar decisiones. Los comités de semillas, núcleos veredales y comités de comercialización son las tres formas organizativas presentes en este proyecto.

Incidencia y comunicación

En este proyecto también hay un espacio para que los campesinos sean visibles y reconocidos en el territorio.

“Todo el proceso ha ayudado mucho a que se dé un desarrollo rural en las veredas”, resalta la trabajadora social, quien cuenta que este proceso ha permitido que los campesinos tomen decisiones en colectivo para mejorar aspectos de su territorio.

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