Como un boxeador fajador, que tenía mucha movilidad en el ring y el sueño grande de ser campeón mundial y regalarle la casa a su mamá, describió Indira Portilla a su pupilo Luis Andrés Quiñones Guzmán, quien ahora boxeará en el reino de Dios, al que constantemente se encomendaba.
Notoriamente afectada por el fallecimiento de seguramente su alumno más aventajado, Indira recordó al púgil barranqueño, de quien su hermano, Leonardo Quiñones, sostuvo en redes sociales: “te nos adelantaste, mi hermano del alma. Ahora estás en el regazo de tu padre celestial”.
Luis llegó a la ‘Ciudad Bonita’ de su natal Barrancabermeja con la mentalidad de allanar el camino al profesionalismo. Al principio no lo tomaban tan en serio, porque “no tenía los medios”, pero pronto demostró que aunque como muchos boxeadores del país que vienen de un hogar de escasos recursos, le sobraban ganas y voluntad para salir adelante.
“Mi niño Luisito llegó a la Liga de Santander, y ya lo conocían, pero casi no le prestaban atención porque no tenía los medios; lo recibimos en la casa y fue un hijo más (lágrimas). Luego de recuperar el aliento, Indira siguió: “Yo le vi mucha destreza, era muy rápido, lo único que necesitaba era estructura y formación, en eso me enfoqué en trabajarlo y lo formamos para que representara a Santander”.
Justamente, en Bucaramanga, Luis, también conocido como ‘El Guerrero’, sufrió por la falta de apoyo para el deporte, más allá de que las adversidades no amenazaban con ‘lanzarlo a la lona’, todo lo contrario, lo motivaban a luchar con más fuerza.
“Él era muy humilde, siempre pensando en la casa y enfocado en su deporte. En la Liga de Santander no había nada para los boxeadores, solo amor al deporte, y por eso me decía prepáreme porque yo quiero ser profesional con el boxeo y voy a sacar adelante a mi familia y a comprarle la casa a mi mamá”, sostuvo Indira.
A la hora de los entrenamientos, era el primero en llegar y el último en irse. Además, la palabra rendirse no aparecía en su diccionario y así lo ratificó durante los cinco días que estuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos de una clínica en Barranquilla, donde batalló por su vida.
“Fue un alumno honorífico del Club de Boxeo Guantes de Oro; le ponía trabajos muy exigentes y cansado me decía, hay que hacer más; cuando más le exigía, me decía sí profe, claro que sí… de una humildad increíble. Él nunca vio las cosas malas, todo lo contrario, siempre les veía el lado bueno; por ejemplo, cuando se bajaba del ring y le habían pegado duro en el combate, decía: vio ese golpe que me dieron profe”.
Finalmente, Indira también se mostró agradecida con la vida por compartir con Luis, de quien se lleva la mejor de las imágenes, primero como ser humano y después como un gran boxeador, que tenía todo para cumplir sus sueños.
‘El Guerrero’, quien en alguna ocasión escribió en sus redes sociales: “El boxeo es el último desafío, no hay nada que se pueda comparar a él. Es probarte a tí mismo la forma que lo haces cada vez que subes al ring”, deja un gran vacío en sus seres queridos y también en el deporte nacional, porque tenía las condiciones para llegar a lo más alto.
Publicidad
Luis Quiñones, ‘El Guerrero’ que vuela alto
Indira Portilla, entrenadora de Quiñones, contó cómo conoció al deportista y lo recordó con mucho cariño.
Agregue a Q'hubo Bucaramanga a sus fuentes de información favoritas en Google Noticias aquí.
Publicidad
Publicidad