Ahora que el presidente Gustavo Petro puso sobre la mesa la posibilidad de corregir el déficit del Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles (Fepc) por la vía del aumento del precio de la gasolina, hay que decir que esta alza también será una oportunidad para recaudar más impuestos.
Actualmente, el 24% del precio que pagan los consumidores por la gasolina corresponden a impuestos de diversa índole. En Bucaramanga, por ejemplo, se paga en promedio $9.284 por cada galón de gasolina corriente, de ellos $562,80 corresponden al impuesto nacional a la gasolina, $243,11 al IVA, $162,24 al impuesto al carbono, $1.219,20 a la sobretasa a la gasolina y $87,53 al IVA al margen de producción mayorista. Toda esta estructura de costos está especificada por el Ministerio de Minas y Energía.
Así que, por cada galón de gasolina, los santandereanos pagan $2.228,16 en impuestos, el resto corresponde a los precios de producción, transporte y distribución del combustible.
Ahora, si como el presidente Petro ha indicado, se empiezan a elevar los precios de la gasolina para alcanzar, al menos en parte, el precio internacional del petróleo, al Gobierno le entrarían más recursos por esta vía, además de lo que dejará de gastar en subsidio, que actualmente se tasa en unos $10 billones trimestrales ($40 billones al año).
Supongamos que se hace un ajuste de $1.000 al galón de gasolina corriente, cuando en el país se consumen 5,96 millones de galones diariamente, según la Asociación Colombiana de Petróleo (ACP), lo que daría un total aproximado de 2,17 billones de galones al año.
De esos $1.000, $240 serán impuestos y entonces al año el gobierno recaudaría $522.446 millones adicionales, recursos similares a lo que el Gobierno busca recaudar en la reforma tributaria con la eliminación de los días sin IVA.
¿Y si no se aumentan $1.000 sino $7.000, como sugirió hoy el senador del Pacto Histórico, Gustavo Bolívar? En total el Gobierno recaudaría $3,65 billones por vía impuestos, un recaudo mayor al que busca el Gobierno con el impuesto al Patrimonio ($2,6 billones), o a los alimentos ultraprocesados ($2,1 billones).