Padres de familia, alumnos y exalumnos de los colegios públicos de Suaita y comunidad en general decidieron salir a las calles para protestar contra el proyecto de construcción de un megacolegio en el casco urbano del municipio.
La movilización ciudadana partió ayer desde el parque principal de Suaita y llegó hasta el corregimiento de Vado Real, en donde en medio de gritos y arengas, los participantes le solicitaron a la Gobernación de Santander detener el proyecto que ya entró en proceso licitatorio.
La obra a la que se opone la comunidad es la edificación del megacolegio que serviría como sede principal de la institución Lucas Caballero, que se ubicaría a tres cuadras del parque principal en un lote de 2,5 hectáreas.
Las razones de los padres de familia y exalumnos de negarse a esta obra son varias. Una de las voces más fuertes en este proceso ciudadano es la de Daniel Sáenz Mosquera, egresado de la institución en 2007 y quien actualmente es un líder campesino.
En su opinión, el proyecto “es una inversión sin proyección ni futuro”.
Sáenz explicó que el Lucas Caballero es una institución con vocación agrícola que se construyó con base al desarrollo del municipio, entendiendo su histórica capacidad rural y el nuevo proyecto le quitaría justamente eso.
Al quitare el alma a la institución, se alejaría a los jóvenes de sus raíces campesinas y de la capacidad de mantener ese espíritu, generando un efecto de desapego que más adelante puede terminar en aún más abandono del campo por parte de las nuevas generaciones, precisó.
Durante la marcha el mensaje fue claro: inversión en educación sí se necesita y es bien recibida, pero no así, de forma arbitraria y sin entender el contexto social y humano del municipio.
Sáenz y los otros manifestantes reclaman que una inversión cercana a los $16.000 millones, como la que tendría la iniciativa, es fundamental si se hace de forma inteligente.
Rubí Estela Güiza Mateus, madre de familia de una alumna, recordó que el colegio tiene una infraestructura a la que vale la pena invertir y aumentar los espacios, porque cuenta con 130 hectáreas. Es decir, que no hace falta andar comprando predios en el casco urbano, como sucede con el actual proyecto.
Anotó que con el megacolegio no se solucionarían problemas como el transporte escolar rural que es una de las principales necesidades. Ubicado a 1,6 kilómetros del casco urbano, los jóvenes de las veredas tienen que caminar o resolver el traslado por su propia cuenta.