“¡Papá, despiértese! ¡Papi, levántese!”. El momento no pudo ser más desgarrador; un jovencito de 14 años suplicaba junto al cuerpo agonizante de Juan Jacobo Chaparro Orduz para que ‘reviviera’ luego de que los violentos lo acribillaran a bala en Bucaramanga, la noche del viernes.
Quienes estaban hacia las 8:20 p.m. en el sector de la calle 14 con carrera 31A del barrio San Alonso – en los alrededores del estadio Alfonso López -, sintieron el escalofrío que trae consigo la muerte cuando se presenta para ‘arrebatar una vida’.
‘¡Llovió plomo!’
“Estábamos muy cerca, pero no alcanzamos a ver bien a los tipos porque fue al instante. Eran dos jóvenes en moto, con cascos y uno con chaqueta negra. Se metieron en contravía, ¡fue una vaina desastrosa!”, relató un testigo.
Se refería al par de sicarios que de la nada aparecieron para alcanzar con una seguidilla de disparos a Juan Jacobo mientras transitaba por el andén junto a su hijo adolescente.
El menor de edad resultó milagrosamente ileso pues, según las personas del lugar, algunos tiros habrían incluso atravesado hasta un local ubicado en ese mismo punto de la ciudad.
Nadie pudo ayudarlo
De ahí en adelante el ambiente se llenó de angustia en una fallida búsqueda por auxiliar al hombre de 47 años, quien habría recibido seis de los ocho tiros que la comunidad habría escuchado.
Una multitud lo rodeó entre murmullos y también sonaron los gritos: “¡Levántenlo! ¡Siéntenlo! ¡Pónganlo de lado, porque la sangre lo va a ahogar! ¡Traigan un taxi! ¡Pidan una ambulancia!”.
Fueron varios los clamores de la ciudadanía, que se confundían con la amarga desesperación del hijo mientras contemplaba el cuerpo inconsciente e inmóvil de su padre.
En el caos, finalmente un ‘amarillo’ se detuvo y abrió sus puertas para que entre brazos metieran a la víctima. Pero al llegar al Hospital Universitario de Santander Juan Jacobo dio sus últimos latidos y falleció… Papá no ‘despertó’.
