La madeja del asesinato del fiscal paraguayo, Marcelo Pecci, comenzó a desenredarse como se desenreda un ovillo de hilo en las manos de un tejedor. Un investigador del CTI de la Fiscalía, adscrito a la unidad de Cartagena, fue el encargado de juntar las piezas rotas del homicidio que conmocionó al mundo de la justicia y puso en evidencia los tentáculos transnacionales del negocio del narcotráfico.
Con el olfato de un sabueso cazador, lo primero que hizo el investigador fue indagar en la empresa donde los asesinos de Pecci alquilaron la moto náutica en la que llegaron a la Isla Barú, en Cartagena, y dispararon contra el fiscal que recién había salido del mar y se sacudía la arena junto a la silla donde descansaba su esposa Claudia Aguilera, una periodista paraguaya que 30 minutos antes del homicidio le había contado a su esposo que serían padres.
Con la descripción del dueño del local, quien le aseveró al investigador que solo usaron la moto 15 minutos y que al momento de entregarla la ingresaron por el lado de atrás del parqueadero, el integrante del CTI comenzó a construir la ruta usada para asesinar a Pecci y el camino del escape de los homicidas que en las primeras pesquisas indican que, tras dispararle a Pecci y entregar la moto, se escabulleron entre callejones, salieron a la avenida principal y se fueron en transporte intermunicipal.
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Conocidas las rutas de escape y de llegada, el investigador tejió una red con todos los circuitos de las cámaras ubicadas en el recorrido de los asesinos y reunió la evidencia con la que pudo estructurarse la Operación Guaraní, un despliegue de 150 hombres de la Dijín de la Policía y el CTI de la Fiscalía que realizaron allanamientos simultáneos en los barrios Loma de los Bernal, Belén Rincón, Campo Valdés y Robledo La Campiña en Medellín, y en los municipios de Envigado y Bello, logrando la captura de cuatro hombres y una mujer sindicados de matar a Pecci el pasado 10 de mayo cuando disfrutaba de su luna de miel en Cartagena.
Tras la aprehensión de los cuatro ciudadanos colombianos y un extranjero, el presidente Iván Duque confirmó la captura de los sospechosos: “Quiero compartirle la siguiente información a Colombia, pero también al mundo: en una operación de trabajo compartido, por parte de la Policía Nacional de Colombia, la Fiscalía General de la Nación de Colombia y, también, con la colaboración de las autoridades paraguayas, hemos capturado a todos los presuntos involucrados, incluyendo al autor material del asesinato del fiscal Marcelo Pecci, fiscal del Paraguay”.
Lo que halló el investigador
Las investigaciones del sabueso del CTI de Cartagena, llevaron a apuntar todas las miradas a Medellín. En el material recopilado por las cámaras, el investigador pudo establecer que tres días antes, un hombre arribó al hotel donde se hospedaba el fiscal y separó una habitación en la que un día después llegó otro hombre y una mujer que se hicieron pasar como turistas, y según las interceptaciones hechas después del crimen, eran los llamados puntos o encargados de seguir cada paso del fiscal.
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Un día después, los supuestos asesinos de Pecci llegaron a Cartagena y en una reunión que tuvieron en el barrio Getsemaní, entregaron los primeros detalles a los que serían los encargados de halar el gatillo que terminó con la vida de Pecci. Según las pruebas del investigador, el hombre y la mujer les entregaron a los sicarios mapas en hojas de cuaderno con los recorridos del fiscal y su esposa por la ciudad amurallada y el trazado de la ruta que usarían después de consumar el crimen.
Para no levantar sospechas, los sicarios se hospedaron en un complejo residencial de El Laguito, y según los seguimientos por cámaras, se reunieron con el primero de ellos que arribó al hotel en dos ocasiones: en una pizzería y en las murallas a tomar cerveza. Con el registro de identidades de los hospedajes, el investigador puso la mira en la capital antioqueña y pudo establecer que el grupo de los capturados viajó desde Medellín en rutas distintas: dos por tierra (los de los informantes y los sicarios) y uno en avión (el de la logística), quien llegó hasta Santa Marta y se devolvió en carro a Cartagena.
“Mediante dos diligencias de allanamiento realizadas por el CTI de la Fiscalía y la Policía, fueron capturadas cinco personas por su presunta participación en el homicidio del fiscal Pecci”, informó el fiscal general, Francisco Barbosa.
A su vez, Nimio Cardozo, comisario y jefe antisecuestro de la Policía Nacional de Paraguay, dijo al diario ABC Cardinal del Paraguay que “no quisiera entrar en detalles pero si quiero informar que al terminar la operación que se inició esta madrugada, se confirmó la captura mediante las ordenes que fueron solicitadas”.
Falta el pez gordo
El entramado del asesinato del fiscal Pecci comenzó a desenredarse con la captura, hace poco menos de un mes, de un grupo de 17 extraditables entre los que detuvieron varios colombianos señalados de trabajar para el grupo narcotraficante brasilero Primer Comando Capital (PCC); grupo del cual hace parte Sergio de Arruda Quintiliano, alias Minotauro, uno de los principales sospechosos del asesinato.
En las indagaciones preliminares, las autoridades establecieron los nexos entre los carteles de droga paraguayos, colombianos y brasileros, los mismos que sufrieron afectaciones a su economía y estructura armada por operativos realizados por Pecci en la frontera entre Paraguay y Brasil.
Esos tentáculos son los que estudian las autoridades para establecer quién dio la orden de matar al fiscal. Por ahora, se conoce que en el entramado criminal, un hombre que habita en el Suroeste antioqueño es uno de los enlaces entre el que ordenó matar a Pecci y los ejecutores del crimen. Esa es la penúltima pieza que falta por engranar, y esa es en la que trabajan las autoridades para que el crimen del fiscal no quede impune.