El primer caso se registró en el barrio El Oasis, uno de los sectores donde más se agudiza la violencia y se ha registrado el mayor número de homicidios.
Allí, Julián Londoño fue baleado sin clemencia en la cancha de arena y pese a que fue llevado a un centro hospitalario, falleció por la gravedad de las heridas.
Julián residía allí mismo en El Oasis. Al parecer, lo acribillaron en un presunto ajuste de cuentas entre pandillas.
Un tío le disparó
El siguiente episodio sangriento ocurrió en el corregimiento Las Virginias de Puerto Berrío, cuando Franklyn Morales discutía con su abuela y recibió un tiro en el abdomen. Un tío le disparó.
Los familiares relataron que al ver a Franklyn alegarle a la adulta mayor, aquel tío sacó una pistola de su pretina y no dudó en atacarlo.
La bala le quedó incrustada y no hubo nada que pudieran hacer por él, su existencia se ‘apagó’.
“Él era problemático y drogadicto pero no merecía morir así”, contó una prima de Morales, de 26 años.
Contó que vivía solo y se dedicaba a trabajar en lo que le saliera.
La familia manifestó que no tiene los recursos para darle cristiana sepultura, por eso pide la ayuda de corazones solidarios. Quienes deseen aportar algo pueden comunicarse al celular 3105419370.
Por los hechos no hay capturas aún y la comunidad del municipio porteño clama justicia.
Los crímenes se suman al de Esneider Gómez, a quien hallaron asesinado el pasado 26 de enero en un potrero. Aunque ocurrió en el corregimiento de San José del Nus, Antioquia, Gómez era nacido y vivía en Puerro Berrío.
“Están matando a nuestro jóvenes”, es lo que manifiestan los habitantes y ¿quién responde? Las autoridades no se han pronunciado aún sobre esta ola macabra.