“Es una situación esperanzadora, que todavía está lejos de lo que quisiéramos, porque cualquier vida es importante; pero debemos seguir trabajando”, aseguró el viceministro.
El funcionario destacó que el país ya vivió un momento de descenso en cifras de casos y muertes por COVID-19, entre febrero y marzo. Pero precisamente después de ese tiempo de relativa calma, llegó semana santa y el paro nacional del 28 de abril y fue cuando se registró el tercer pico de la pandemia en Colombia.
“En ese momento teníamos linajes que transmitían en un RT de alrededor de 2,2 (Gamma y Alfa)”, recordó el viceministro, quien destacó que en este pico se registraron entre 15 mil y 20 mil muertes más que las que se tenían proyectadas.
“Si bien tenemos mejores condiciones de prevalencia, de vacunación, nos queda todavía 55 % de colombianos que todavía no se ha vacunado y muchos de ellos no han presentado la enfermedad”, manifestó Moscoso, quien además reiteró que el desafío del autocuidado y extremar todas las medidas es aún mayor, pues la actual amenaza, la variante Delta, tiene una transmisión superior a los anteriores linajes del virus.
“Tenemos riesgo del cuarto pico, está vigente, ya empezamos a ver como ayer en Valle, de alrededor de 50 pruebas genómicas, tres pruebas dieron positivas, pero eso refleja más del 5 % del total, lo que significa que la Delta empieza a tener participación en el componente de linajes”, advirtió el funcionario.
“Necesitamos una masa adicional de personas vacunadas que nos ayuden a tener una mayor inmunidad colectiva que nos ayude a disminuir la velocidad de la transmisión”, dijo Moscoso, refiriéndose al proceso de vacunación el país.
El viceministro reiteró que se debe seguir en la búsqueda de de los más vulnerables, los mayores de 50 años y personas con comorbilidades. Pero también, que se debe ampliar la cobertura para los otros grupos poblacionales.
