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¿Aventura mortal? Los riesgos del Gravity Bike que aterran a Bucaramanga

La adrenalina del descenso se convierte en tragedia para jóvenes que desafían la velocidad en carreteras de Bucaramanga.

El Gravity Bike, es una práctica extrema que consiste en deslizarse cuesta abajo en bicicletas sin frenos, esta práctica que para algunos es un deporte ha cobrado la vida de varios jóvenes en los últimos meses.

Cuando cae la noche, grupos de hasta 50 jóvenes, entre los 12 y 25 años, se reúnen para desafiar la gravedad. Equipados con bicicletas modificadas, buscan las pendientes más empinadas de la ciudad para lanzarse a toda velocidad, sin más protección que su destreza y la esperanza de llegar a salvo.

La ruta más utilizada es la vía entre Girón y Lebrija, cerca del Aeropuerto Internacional de Palonegro. Allí, con sus propios recursos, pagan transporte hasta los puntos más altos o para los más osados, suben pedaleando.

El reto es simple: descender sin frenos, a velocidades que pueden superar los 80 km/h, esquivando vehículos y curvas cerradas. En algunos casos, los competidores apuestan dinero; en otros, solo buscan la emoción del peligro. Pero en esta carrera contra el destino, algunos no logran cruzar la meta con vida.

Víctimas mortales del Gravity Bike en Bucaramanga

El año apenas comienza cuando la primera tragedia del Gravity Bike se registró en Bucaramanga. Yeison Baños, un joven apasionado por esta práctica, perdió la vida en la vía que conecta el aeropuerto de Palonegro con Girón. Sobre las 9:30 p.m. del 30 de enero, en pleno descenso, cuentan algunos testigos que su bicicleta se enredó con la de otro compañero, lo que provocó que ambos perdieran el control.

Yeison cayó a la carretera y quedó atrapado bajo las llantas de un vehículo de carga pesada que no pudo esquivarlo. Su amigo, de tan solo 17 años, sobrevivió con graves laceraciones y su estado de salud es reservado.

Pero las víctimas mortales no terminan aquí, si vamos más atrás el 5 de noviembre de 2024, Bucaramanga se estremeció con otro accidente fatal. Juan Pablo Aguillón Soto, de 21 años, y una menor de 13 años descendían a gran velocidad por la empinada vía de Morrorrico, a la altura del CAI de la comuna 14.

Juan, quien conducía la bicicleta, intentó adelantar un vehículo en plena curva. En un instante, la adrenalina se convirtió en pánico. Una motocicleta que subía la cuesta los impactó, haciéndolos perder el equilibrio. Ambos cayeron directamente bajo las llantas traseras de un camión que descendía en ese momento.

El impacto fue letal, el conductor del vehículo no se percató de que ambos jóvenes habían caído en las llantas traseras, y los arrolló. Las lesiones fueron fatales. Pese a que los paramédicos les prestaron los primeros auxilios, no respondieron a las labores de reanimación.

A pesar de los riesgos evidentes y las tragedias recurrentes, el Gravity Bike sigue creciendo entre los jóvenes de Bucaramanga. Para muchos, es una forma de desafiar los límites y vivir la emoción del peligro. Para otros, una actividad clandestina que deja más víctimas que victorias.

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