La reconocida actriz Nórida Rodríguez soltó una verdad que se había mantenido guardada entre silencios y recuerdos: su primer matrimonio no fue el cuento de hadas que todos creyeron, según reveló en una charla con Laura Acuña a propósito de su podcast: La sala.
La actriz, recordada por papeles en producciones que marcaron a los colombianos como Tentaciones y Me llaman Lolita, abrió su corazón con una mezcla de ternura y brutal honestidad. La entrevista con Laura Acuña parecía avanzar con calma, hasta que Nórida soltó, casi en tono de confesión: “Me costó muchísimos años tomar la decisión de separarme, porque sabía que ahí no era el lugar”.
Aquí es donde la historia empieza a parecer un thriller de emociones: José Luis Paniagua, su primer esposo y recordado “Maestro Nostradamus” de Pandillas, guerra y paz, fue un hombre que la hizo reír y llorar. Compañero, cómplice, un buen padre… pero con los fantasmas de una infancia difícil que golpeaban como puertas cerradas en medio de una tormenta.
“Tenía problemas por resolver, cosas que llenaron la copa. Y uno no puede vivir esperando que alguien cambie. Romper ese castillo de cristal cuesta” —afirmó, dejando caer una frase que bien podría ser el diálogo final de una película.
Y así, mientras las luces del amor se iban apagando como velas gastadas, Nórida tomó la decisión que nadie se atrevía a imaginar: separarse. Lo más difícil no fue enfrentar las miradas ajenas, sino soltar la presión de ser “la pareja más estable de la televisión”.
“Eso no era sano para mí ni para mi hija. Uno se casa pensando que todo será para siempre, pero la vida se encarga de darte lecciones”.
El verdadero giro de la historia llegó en 2013, cuando Paniagua falleció tras una batalla silenciosa contra el cáncer. Porque, sí, el actor decidió esconder su enfermedad y trabajar hasta el último momento como si no estuviera perdiendo la guerra.
¿El dato que no muchos esperaban? Nórida estuvo ahí, hasta el último suspiro, porque aunque el amor cambie de forma, las despedidas son sagradas.
“Rehicimos nuestra amistad y estuve con él cuando falleció. Fue duro, pero respeté su voluntad. Él nunca quiso lástima ni que lo miraran diferente”.
El final del relato tiene tintes de realidad incómoda: no hubo funeral, porque así lo decidió su familia. Un cierre simple, sin aplausos, pero cargado de las lecciones que la vida entrega a quienes la viven con los ojos bien abiertos.
“Rompí mi castillo, pero reconstruí algo mejor: paz y amistad. Y aunque nos despedimos, lo hicimos bien” —concluyó la actriz.
Nórida Rodríguez rompe el silencio: la verdad oculta de su primer matrimonio. Foto tomad de redes sociales/VANGUARDIA
Nórida Rodríguez habla del devastador duelo por Toto Vega: “el dolor nunca desaparece”
La muerte del actor Toto Vega, en septiembre de 2022, dejó un vacío irreparable en el mundo del espectáculo colombiano. Su partida repentina, mientras celebraba una nueva edición del Festival de Cine Verde en Barichara, Santander, marcó el fin de una etapa y el inicio de una tormenta emocional para su esposa, la actriz Nórida Rodríguez. Dos años después, en una conmovedora entrevista con Laura Acuña, Nórida se abrió como nunca antes y dejó al descubierto las cicatrices de un duelo que aún la persigue.
“La muerte de Toto fue como si me arrancaran el alma”, confesó con voz entrecortada. La actriz recordó cómo su vida junto al actor estaba tejida con sueños y proyectos que se esfumaron en un instante. “Nosotros ya habíamos decidido dónde íbamos a envejecer, planeábamos construir una casa en Barichara, vivir tranquilos… y de un momento a otro, todo desapareció. Me quedé sin piso”, relató, evocando la fortaleza que su relación de 23 años les había brindado.
El impacto de la pérdida dejó a Nórida en un abismo del que le costó salir. Los primeros tres meses fueron un infierno. “Me encerré. Cortinas cerradas, días interminables de oscuridad. Quería morirme. El simple hecho de respirar dolía, como si tuviera una daga clavada. El duelo no tiene palabras. No hay forma de describirlo”.
En un esfuerzo desesperado, su familia decidió intervenir. “Mis hermanas me montaron en un avión a Londres, y ese viaje me salvó. No porque el dolor se haya ido, porque sigue ahí, pero aprendí a dar un paso cada día”, explicó.
Con una honestidad desgarradora, Nórida reflexionó sobre el proceso de duelo, describiéndolo como una herida que nunca sana del todo. “El duelo es como agua en un recipiente: se acomoda, pero sigue ahí. Yo no sé si llegue un día en que deje de sentir nostalgia o dolor. Es algo que se queda contigo. Ahora puedo hablar sin llorar, pero eso no significa que haya superado nada”.
La actriz reveló que el festival de cine que tanto amaron y construyeron juntos fue clave para su recuperación. “Había que seguir adelante, no podía decepcionar a quienes confiaban en mí. El festival era nuestro sueño, nuestra obra. A pesar del vacío, me aferré a eso para mantenerme de pie”, expresó, demostrando una resiliencia que inspiró a muchos.
Nórida Rodríguez no solo compartió el dolor de haber perdido a su compañero de vida, sino también la lucha diaria por seguir adelante, con su recuerdo como brújula. “Toto me enseñó a amar la vida, y yo no puedo traicionar eso. Vivo por él, por nuestro sueño, y por todo lo que construimos juntos”.
La actriz, que ahora afronta la vida con un nuevo sentido de propósito, dejó un mensaje claro: “El dolor nunca desaparece, pero podemos aprender a vivir con él, a transformarlo en algo que nos impulse a seguir”.
A dos años de su partida, el legado de Toto Vega sigue vivo, no solo en el festival que él y Nórida levantaron con tanto amor, sino también en la fuerza de una mujer que, a pesar del duelo, se niega a dejarse vencer.
